San piensa que está mal lo que está haciendo recién cuando se encuentra tan profundo en Wooyoung que no puede respirar. Con alcohol en sus venas, engañó a Yeosang. Sus estúpidas decisiones lo dejaron en un mar de culpabilidad en el que la corriente...
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you're such a damn liar
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Jongho.
Le abrió la puerta un hombre que tranquilamente podría ser una escultura andante. El cabello castaño largo le caía con gracia en la cara, realzando sus facciones femeninas y la suavidad de su rostro.
Jongho dio un paso atrás para chequear el número del apartamento, pero no se había equivocado.
—¿San vive aquí?
—Oh, sí. Está retrasado, pero ya viene —Jongho miró el rostro del hombre frente a él cuando se quitó el cabello del rostro con la mano. De no ser por su voz gruesa y el tamaño de sus brazos, Jongho le creería si el tipo le dijera que era una mujer—¿Eres Jongho?
Después de varios segundos de silencio, sintiendo la familiar sensación de que conocía a este hombre de algún lado, asintió.
—Pasa —el hombre sonrió y se hizo a un lado en la puerta. Se le notaba en la piel una leve capa de sudor, y su ropa delataba que estaba ejercitándose—. Me llamo Yeosang.
Jongho lo inspeccionó de arriba abajo cuando Yeosang le dio la espalda. Tenía puesto unos shorts que dejaban a la vista sus piernas y una camisa sin mangas del mismo tono de negro. No lo estaba mirando con intenciones raras, estaba tratando de recordarlo, y en seguida que Yeosang se dio la vuelta, encontrando la mirada de Jongho puesta en sus piernas, lo recordó.
—¿Tú eres el profesor de danza de Kyungmin?
Quiso sonar seguro, pero no estaba seguro. Yeosang frunció el ceño por un segundo, pero como si hubiera recordado a Kyungmin en cinco segundos, asintió con entusiasmo.
—Sí... ¿Es tu hijo?
Jongho abrió los ojos y la boca, se miró el cuerpo y la ropa que tenía puesta, intentando descifrar si algo de lo que tenía encima le agregaba diez años de más.
—N-no, no. Es el hermano de mi novio.
Yeosang sonrió aún más.
—Ohh, claro. No se parece mucho a ti —Jongho rió—. Toma asiento mientras esperas ¿quieres algo para tomar? Tengo agua, té y café.
—Agua está bien.
Yeosang se fue hacia la cocina, que era la otra mitad de la sala, y se propuso a servirle agua. Jongho se sentó en el sofá y se quedó observando a su alrededor. El apartamento se veía aburrido, con pinturas de naturaleza y colores neutros. Lo único que tenía personalidad en aquella habitación era la estantería repleta de libros y discos. Incluso la planta muerta en el rincón carecía de personalidad.
