San piensa que está mal lo que está haciendo recién cuando se encuentra tan profundo en Wooyoung que no puede respirar. Con alcohol en sus venas, engañó a Yeosang. Sus estúpidas decisiones lo dejaron en un mar de culpabilidad en el que la corriente...
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there's things i wanna talk about but better not to give but if you hold me without hurting me you'll be the first who ever did
hold me, love me, touch me, honey be the first who ever did
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Jongho.
Yeosang masticaba lentamente, absorto en su propio mundo, ajeno a la forma en que Jongho lo miraba embelesado. Tal vez era algo que hacía demasiado a menudo, pero Yeosang merecía toda esa atención. Se merecía ser mirado como si fuera el cuadro más hermoso de un museo. No que fuera un objeto; el arte no es solo eso, es algo que evoca emociones, que despierta sensaciones, que te hace sentir visto. Yeosang lo hacía sentir muchas cosas.
Había pasado un mes desde la última vez que vio a Wooyoung, y aunque un atisbo de culpa lo invadía por lo que le había hecho pasar, también sentía un alivio innegable. Había disfrutado de la compañía de Yeosang durante muchos días, salvo en aquellos momentos en que él se sentía mal por San. Días inevitables, en los que lo mejor que podía hacer era darle espacio y dejarlo sanar a su ritmo. Era devastador verlo sufrir por otro hombre, pero era comprensible; San había sido su primer amor, su primer amor de verdad.
El primer amor de Jongho estaba justo frente a él, masticando pollo en un restaurante encantador, aunque no tanto como él.
Jongho dejó de mirarlo para mirar afuera. Era el mejor cumpleaños que había tenido en años. La tranquilidad y la paz que sentía al tener a Yeosang a su lado eran incomparables. El clima era perfecto, la noche se había deslizado suavemente sobre la ciudad y, afortunadamente, sus padres no lo habían molestado para que pasara su cumpleaños con ellos. Jongho necesitaba este día con Yeosang, sabiendo que sería su último día juntos antes de que él se marchara por dos meses de tour a Estados Unidos.
El tiempo separados podría ser beneficioso; ambos necesitaban esa distancia para reflexionar y aclarar sus pensamientos después de todo lo que habían vivido en los últimos meses.
—Todavía no les dije a mi mamá y a mi hermana que rompí con San —espetó Yeosang con los ojos bien abiertos.
Jongho abrió la boca, y después sonrió. Yeosang tenía salsa en la comisura de los labios.
—Ya habrá tiempo para eso.
Después de que Yeosang bromeara sobre salir corriendo del restaurante sin pagar —y Jongho se viera obligado a hacerlo, avergonzado, porque el camarero había escuchado su conversación—, caminaron de la mano por las calles. Yeosang le confesó que le daba miedo mostrar afecto en público, dado que habían sufrido homofobia con San, pero como era el día especial de Jongho, quería cumplir todos sus deseos.
