Las cosas que no se tocan

5 0 0
                                    

No sabía que ponerse, el pelinegro con la mitad de su cabello rubio, se encontraba parado frente al espejo de su habitación, viendo que remera ponerse.

¿la lisa o la que tiene estampa?

Indeciso, decidió hacer TaTeTi, terminando por ponerse aquella remera que tenía en su frente un nombre de una banda de rock. Cayó sentado en su cama, la cual se encontraba detrás suyo, agachando su torso para tomar las converse viejas que estaban tiradas por ahí, poniendoselas luego y escuchando aquella canción que reproducía su celular cada vez que hongjoong lo llamaba.

me gustan las chicas, me gustan las drogas, me gusta mi guitarra...

Atendió el teléfono antes de que aquella canción siguiera, aunque le gustará se distraía y no atendia el celular.

— hola.

— ¡wooyoung! ¡¿ya saliste?!

Tragándose un suspiro nego con la cabeza como si el contrario pudiera verlo.

— no, me estaba terminando de vestir.

— ah bueno, porque el chico ya está ahí.

Apenas dijo esas palabras, corto la llamada.

Wooyoung se quedó en blanco por unos momentos, hasta que reaccionó a lo que el contrario dijo, su cita ya estaba en el lugar y el no había salido ni de su casa.

ni que fuera tan importante.

Pensó, pero aún así se sintió nervioso, apurando se en terminar de prepararse, colocándose perfume y tomando todas las cosas que llevaría. El día estando perfecto, totalmente soleado, con calor, decidió no agarrar ningún abrigo ni nada, así como estaba se fijo que nada quedará enchufado o encendido, y finalmente salió.

Tuvo que pedirse un Uber para llegar más rápido, pensando en que seguramente su cita estaría enojada.

mejor, no quiero que se vuelva serio.

Pero tampoco quería dar una mala impresión, cuando llegó al café, muy cliche,  se rió internamente ante eso, entro buscando con la mirada a algún ser que pudiera ser su cita, no había mucha gente por suerte, todos acompañados, no había nadie solo. Es cuando el se está por acercar a una mesa que ve como un chico sale de un pasillo, asumiendo que era donde estarían los baños, y se acerca a una de las mesas donde no hay nadie, presta atención en su rostro, ojos afilados igual que su mandíbula, pelo negro, cuerpo tonificado.

¡basta! no mires más.

Se dijo a si mismo, sintiendo sus mejillas rojas, la idea de que el fuera su cita no le disgusto, pero tampoco estaba seguro, sintió su teléfono vibrar y lo saco de su bolsillo, abriendo el chat con su mejor amigo.

Era el, era ese que le llamo la atención, wooyoung sintió sus piernas temblar por un momento, cuando reunió valor para acercarse, el pelinegro se estaba levantando para irse, lo detuvo a tiempo, con una sonrisa nerviosa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era el, era ese que le llamo la atención, wooyoung sintió sus piernas temblar por un momento, cuando reunió valor para acercarse, el pelinegro se estaba levantando para irse, lo detuvo a tiempo, con una sonrisa nerviosa.

— ¡hola! cita, ciegas yo.

El chico no pudo evitar soltar la risa que le provocó aquella rara presentación, aunque la entendió, asintió y su expresión se suavizo.

— tardaste, soy san ¿y vos, quien sos?

Casi se desmaya, la sonrisa pícara del contrario le jugó en contra, pero el no iba a ser fácil, recién sale de una ruptura y no quiere pasar por algo otra vez, un poco más serio, menos nervioso pudo presentarse mientras tomaban asiento ambos.

— soy wooyoung ¿hace mucho estás acá? discúlpame.

— no, no te hagas drama lindo ¿pedimos algo? digo, antes de hablar.

— si, dale.

Paso un rato, entre que los dos eligieron que tomar, algunas miradas furtivas por parte del menor al pelinegro se escapaban, inspeccionandolo, el contrario un poco más disimulado hacia lo mismo, aunque a el ese chico con dos colores de pelo, le llamo la atención apenas lo miro. Ambos pidieron, decidiendo hablar mientras esperaban.

— ¿vos...

— ¿que te...

— habla vos primero.

Dijo con una sonrisa divertida el de ojos afilados.

— no, no, habla vos dale.

— bueno, ya que insistis, me convencieron mis amigos de venir, corte, para que no te enganches.

Lo tomo desprevenido aquellas palabras, pero también le divirtió el ego del contrario.

— mira si me voy a enganchar a la primera,  no serás vos el que se engancha.

—ni ahí, pero bueno, estás avisado, porque viste tengo mis encantos yo.

— ah bueno, mister ego.

— bueno ya está, contame algo de vos.

Cambio de tema, ambos rieron por eso, empezando a sentirse menos cohibidos con la presencia del otro.

— nada, vivo solo, tengo un cachorrito, un golden, no sabes, es terrible.

— me imagino, yo tuve uno pero falleció hace poco.

— uh pobrecito ¿de viejito?

— si, el gordo ya tenía sus años, pero hablemos de algo más arriba, no sé. ¿que te gusta hacer? y esas boludeces.

Wooyoung entendió esta vez el por qué del cambio de tema, pero no tenía respuesta, en estos momentos no sabía que decir, le gustaban tantas cosas y a la vez nada, dudo antes de hablar.

— bueno, la música, el rock, nacional más que nada y leer, tengo un par de malos hábitos.

No sabe por qué dijo lo último, san lo miro alzando una ceja.

— a mi también me gusta el rock, nacional, aunque escucho de afuera. ¿que serían esos malos hábitos?

Se puso nervioso, la mirada curiosa del contrario lo puso nervioso en realidad, estaba por contestar justo cuando llegaron con el pedido de ambos, la charla se corto por un rato mientras ambos devoraban sus tostados y el café. Hasta que san retoma su charla.

— te puedo contar algo, va, te voy a contar algo porque, no sé.

— bueno.

— tengo un amigo que se mando una re cagada.

No sabía por qué, pero tenía un mal presentimiento de lo que pudiera decir san.

Puzzle of HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora