CAPITULO 5: CONFLICTOS FAMILIARES

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Un mes después del tumultuoso fin de semana en la Mansión Mikaelson, la situación en la vida de Sarah había cambiado nuevamente. La relación con Adrian había terminado, dejándola en un estado de introspección. Decidió regresar a Nueva Orleans con Hope, buscando un respiro y quizás una oportunidad para resolver las cuestiones pendientes que aún quedaban en su corazón.

La vuelta a Nueva Orleans, sin embargo, resultó ser mucho más complicada de lo que Sarah había anticipado. La tensión entre ella y Davina seguía siendo una sombra sobre la ciudad. Davina, que había estado lidiando con el rechazo y la traición, se encontraba decidida a vengarse de Sarah, aún más furiosa por la forma en que la trihíbrida había desafiado su poder anteriormente.

Una tarde, mientras Sarah y Hope paseaban por los terrenos de la mansión Mikaelson, Davina apareció de repente. Su expresión era un torbellino de ira y resentimiento, y su magia se manifestaba en una aura oscura y amenazante.

—Sarah —dijo Davina con frialdad, acercándose—. No puedes seguir escapando de lo que has hecho.

Sarah, sintiendo la creciente amenaza en el aire, se preparó para enfrentarla. Aunque su poder era inmenso, lo controlaba con destreza, manteniendo la calma mientras Davina la atacaba con una ráfaga de energía mágica.

La confrontación fue rápida y feroz. Davina, en su furia, desató su magia contra Sarah, pero la trihíbrida respondió con un poder aún más impresionante. La batalla fue un despliegue de habilidades sobrenaturales, con ráfagas de energía y ondas de magia chocando en el aire.

Finalmente, Sarah, con su poder negro en plena manifestación, logró repeler a Davina, quien cayó al suelo, herida por la fuerza del ataque. Davina, debilitada y con dolor, miró a Sarah con odio, pero también con una creciente comprensión de la magnitud del poder que enfrentaba.

—Te advertí —dijo Sarah con determinación—. No voy a permitir que me hagas daño, ni a mí ni a los que amo.

Con Davina incapacitada temporalmente, Sarah y Hope decidieron regresar a la mansión Mikaelson para encontrar algo de paz. Sin embargo, al llegar, se encontraron con una situación tensa: Kol había vuelto a la mansión y se encontraba discutiendo con Klaus en el vestíbulo.

—No puedes seguir viniendo y exigiendo tu lugar aquí —gritaba Klaus, su voz llena de furia—. Ya hemos tenido suficiente de tus problemas.

Kol, con una mezcla de frustración y desesperación, intentaba explicar su posición.

—No estoy aquí para pelear contigo, Klaus —dijo Kol, su voz tensa—. Estoy aquí porque necesito arreglar las cosas, no solo con Sarah, sino con todos ustedes.

Klaus, sin embargo, no estaba dispuesto a escuchar. La tensión escaló, y Klaus, en un acceso de ira, sacó una daga de su capa, levantándola hacia Kol con la intención de usarla. Kol no se sorprendió ya que a su hermano  Klaus  nunca le había temblado el puso para clavarles una daga a él y al resto de los hermanos para después mantenerlos disecados por siglos en un ataúd.

Sarah, al ver el peligro inminente, intervino rápidamente.

—¡Papa, Detente! —exclamó Sarah, acercándose con un paso decidido—. No vas a hacerle daño a Kol. No lo permitiré.

Klaus, sorprendido por la intervención de su hija y su determinación, bajó la daga lentamente para guárdasela de nuevo, su expresión cambiando a una mezcla de confusión y frustración.

—Cariño, no entiendes lo que está en juego —dijo Klaus con voz cargada de tensión acercándose  a su hija—. Kol ha causado mucho dolor, y no podemos permitir que siga haciendo daño.

LA HISTORIA DE MI VIDA --SARAH BLACK PARKER--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora