CAPITULO 4: SECRETOS REVELADOS

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Han pasado varios meses desde aquella complicada noche en la que Sarah y Kol cruzaron una línea que no debieron cruzar. La distancia y el tiempo han permitido que Sarah se enfoque en su vida en la Escuela Salvatore y en su relación con un nuevo chico, Adrian. Adrian era un joven encantador que había entrado en la vida de Sarah con una mezcla de dulzura y seguridad. Con él, Sarah había encontrado una forma de escapar del tumulto emocional que había marcado su vida en los últimos tiempos.

Decidida a presentar a Adrian a su familia adoptiva, Sarah lo invitó a pasar un fin de semana en la Mansión Mikaelson. Era una oportunidad para que él conociera a Klaus y Hayley, y también para que Sarah pudiera mostrarle un pedazo importante de su vida. Sin embargo, la presencia de Adrian en la mansión provocaría una serie de eventos inesperados.

Kol, por su parte, había mantenido su relación con Davina, pero de una manera que no podía considerarse seria. Aunque compartían momentos íntimos y apasionados, Kol seguía atrapado en sus propios conflictos internos, sin poder dejar atrás lo que había sentido por Sarah. Davina, consciente del cambio en Kol, había decidido que era hora de aclarar las cosas. Pero el destino tenía otros planes.

Durante el fin de semana en la mansión, Davina, sintiéndose incómoda con la presencia de Adrian y la creciente distancia entre ella y Kol, decidió investigar. Mientras Kol se entretenía con Sarah y Adrian, Davina aprovechó para husmear en el despacho de Klaus, donde encontró un diario escondido entre los papeles de Sarah. La curiosidad la llevó a hojearlo, descubriendo detalles íntimos y emocionales sobre las pesadillas de Sarah y, más relevante, sus sentimientos confusos hacia Kol.

Davina, sintiéndose herida y traicionada, no pudo evitar llevar el diario a Klaus y Hayley. Era un acto impulsivo nacido del dolor y la frustración, pero el impacto que tendría sería monumental. Al mostrarles el diario, Davina reveló sin querer la verdad sobre los celos de Kol y sus sentimientos hacia Sarah.

Klaus y Hayley se sorprendieron al leer sobre los sentimientos de Kol y la compleja situación que había estado afectando a Sarah. La preocupación y la furia comenzaron a hervir en Klaus, quien no podía soportar la idea de que su hija adoptiva estuviera en medio de una relación tan problemática.

En un estallido de ira, Klaus confrontó a Kol, que estaba en la mansión junto a Sarah y Adrian.

-¿Cómo te atreves a poner a Sarah en esta posición? -exclamó Klaus, su rostro enrojecido por la furia-. ¿No tienes idea de cuánto daño puedes causar con tus sentimientos confusos?

Kol, sorprendido y con el rostro de Sarah reflejando la angustia, intentó defenderse, pero las palabras se le atragantaron.

-Klaus, no es lo que piensas. No he hecho nada para lastimarla intencionalmente -dijo Kol, tratando de calmar la situación-. Estaba tratando de manejar mis propios sentimientos y no sabía cómo.

Hayley, aunque menos enfadada que Klaus, no estaba menos preocupada. Su prioridad era proteger a Sarah y asegurarse de que no estuviera en una situación que pudiera lastimarla.

-Esto no es solo sobre ti, Kol -dijo Hayley con firmeza-. Sarah ha pasado por mucho, y la última cosa que necesita es una complicación más. No podemos permitir que esto continúe.

La confrontación hizo que el ambiente en la mansión se volviera tenso. Sarah, sintiéndose atrapada entre la furia de Klaus, la preocupación de Hayley y la confusión de Kol, no sabía qué hacer. Adrian, aunque nervioso, trató de mantener la calma y apoyar a Sarah en medio de la tormenta emocional.

-No puedes controlar mis sentimientos ni mi vida, Klaus -dijo Kol finalmente, con un tono de desafío-. Solo trato de hacer lo mejor que puedo con lo que tengo.

LA HISTORIA DE MI VIDA --SARAH BLACK PARKER--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora