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Han pasado... Que? Cómo 2 semanas desde que Kakeru y yo conocimos a esa mocosa...
Las cosas han estado bastante tranquilas desde entonces, aunque no puedo evitar pensar en ella de vez en cuando. Me pregunto si estará usando el teléfono que le di para algo más que sobrevivir.
Kakeru, por supuesto, no ha dejado de mencionarlo de vez en cuando, con esa sonrisa burlona que siempre lleva consigo.
Kakeru: ¿Sigues pensando en ella? Admitelo, tienes corazón después de todo, Kenta.
Kenta: Cállate. Solo me preocupa que no se meta en más problemas. No necesito que esa mocosa vuelva a robar o algo peor.
Kakeru se rió, dándole un sorbo a su café mientras me miraba con una expresión de "te lo dije". Estábamos en nuestra mesa habitual, en el bar de siempre, disfrutando del silencio antes de que, inevitablemente, surgiera el siguiente trabajo o complicación.
Kakeru: ¿Crees que nos llamará algún día?
Kenta: —No lo sé. Solo espero que no tengamos que lidiar con algo peor.
Mientras pensaba en eso, el teléfono que le di seguía rondando en mi cabeza. Aunque nunca fui de preocuparme por los demás, algo en esa chica resonaba en mí. Sus palabras, su historia... eran tan similares a lo que yo había vivido, que me costaba no sentirme identificado.
Kakeru: Bueno, si decide llamarnos, supongo que lo sabremos pronto.
Justo cuando estaba a punto de responderle, sentí el vibrar de mi nuevo teléfono. Miré la pantalla, y mi estómago dio un pequeño vuelco.
Era Emi...
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Kenta: ¿Enserio solo nos llamaste... Para comprarte un helado...?Emi, quien estaba a un lado mío. Degustaba de su helado... Lo mismo con Kakeru.
Si antes tenía que gastar dinero en Kakeru, no quiero imaginarme con la mocosa...
Kenta: No puedo creerlo… Ahora tengo que gastar en dos, no solo en un idiota como Kakeru, sino también en la mocosa.
Kakeru soltó una carcajada, saboreando su helado mientras me lanzaba una mirada burlona.
Kakeru: —Vamos, Kenta, relájate. Piensa en esto como una inversión en nuestra nueva "sociedad de caridad". Además, míralo así, por lo menos tenemos compañía entretenida.
Emi, que estaba sentada entre nosotros, disfrutando tranquilamente de su helado, levantó la vista con una sonrisa tímida, ajena a la pequeña broma entre nosotros.
Emi: Lo siento… no quería molestarlos. Solo… no tengo a nadie con quien pasar el rato, y pensé que tal vez ustedes podrían acompañarme un rato.
Aunque su petición parecía simple, podía ver que había más detrás de ese helado. La soledad, el peso de su situación familiar, todo eso debía ser abrumador para alguien de su edad.
Kenta: No es molestia... Bueno, sí lo es un poco. Pero está bien.
Kakeru: Tranquila, Emi, Kenta solo está haciendo su show de tipo rudo. En el fondo, es un blandengue.
El helado que estaba tomando se destrozo por completo cuando ejercí más fuerza de la que debía. Eso saco una sonrisa burlona en Kakeru.