Por eso odio la escuela

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Kakeru: Ya sabes sobre ese tipo?

Kenta: Aún no me ha dicho nada... Pero para que su trabajo tenga frutos solo hay que darle tiempo.

Kakeru chasqueo la lengua, era evidente su descontento con Sendō. Pues ya habían pasado casi un mes desde que le pedí que rastreará a mamá...

Ahora mismo estábamos caminando hacía un lugar en particular...

Kenta: Entonces... Emi me mandó un mensaje, dijo que quería que la llevemos a su casa después de la escuela.

Kakeru soltó una risa irónica al escucharme.

Kakeru: ¿Así que ahora somos choferes también? Esta mocosa realmente sabe cómo manipularte.

Kenta: Cállate, solo estamos haciéndole un favor. Además, mejor tenerla vigilada que dejarla por ahí metiéndose en problemas.

Kakeru: Sí, claro. Solo no te encariñes demasiado, Kenta.

Kenta: No planeo hacerlo...

Mientras caminábamos, la idea de recoger a Emi me daba una extraña sensación. Desde que la conocimos, había algo en ella que me hacía sentir... responsable, como si hubiera algo más detrás de su actitud desafiante y su vida complicada. Quizás veía algo de mí mismo en ella. O tal vez simplemente no quería que cayera en el mismo camino que yo...

No sé si verla como una pequeña hermanita... O una niña en busca de atención.

Kakeru: ¿Entonces qué? ¿Vamos por ella ahora?

Kenta: Sí. La escuela está cerca, y no tiene sentido hacerla esperar.

Mientras nos acercábamos a la escuela, me di cuenta de que, por mucho que me negara a admitirlo, Kakeru tenía razón en algo. Había permitido que Emi se metiera más en mi vida de lo que inicialmente había planeado. Pero no podía ignorar el hecho de que, de alguna manera, sentía que tenía que protegerla, aunque no supiera exactamente de qué.

Kenta: Solo vamos, recogemos a Emi, y la dejamos en casa. Nada más.

Kakeru: Fácil, ¿no? Vamos a ver cuánto dura esa promesa.

Llegamos a la entrada de la escuela, y en cuestión de minutos vimos a Emi salir con su uniforme escolar, su expresión mostrando una mezcla de cansancio y alivio al vernos

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Llegamos a la entrada de la escuela, y en cuestión de minutos vimos a Emi salir con su uniforme escolar, su expresión mostrando una mezcla de cansancio y alivio al vernos.

Emi: ¡Tardaron más de lo que pensé! —dijo, fingiendo estar molesta, pero claramente aliviada de vernos.

Además... Lucia nerviosa.

Un grupo de chicas se acercaban a nosotros a espaldas de Emi. Emi se acercó a nosotros rápidamente, pero su mirada se desviaba de un lado a otro, y su postura tensa me alertó de inmediato. Al principio no supe qué pasaba, pero cuando vi al grupo de chicas acercarse por detrás de ella, todo empezó a tener más sentido.

地獄に染まった天使  (DISCIPLINE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora