Infiltración

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Tras unos cuantos minutos, Lucía volvió a subir la colina en la que se encontraba el grupo y Amelia corrió hacia ella para revisarla en busca de heridas.

Lucía rodó los ojos con una sonrisa.

—Amor, estoy bien, cálmate—Le besó la mejilla.

—¿Segura?

—Solo he investigado, nadie me notó siquiera.

Amelia suspiró aliviada.

—¿Qué has visto? —Preguntó Dereck.

—No sé qué diablos tienen montado, pero hay demasiada gente. Seguridad, criados, cocineros...

—Debe de estar preparando una fiesta—dijo Sam.

—Es posible, pero hay algo que no me cuadra.

Amelia le tomó la mano.

—¿El qué? — John ladeó la cabeza.

Lucía negó.

—No lo sé— Miró hacia la lejanía. —Es solo la sensación— Cerró los ojos un instante. —La buena noticia es que sé que suelen tener a Luca en el ala este. Escuché a dos cocineros cuchichear.

—Vale ¿Cuál es el plan? —Dereck dio un paso adelante.

—Infiltración, identificación y extracción. No me importa la mierda que se vayan a hacer esos sectarios, pero que a mí hermano lo dejen fuera.

El grupo asintió y Sam se cruzó de brazos.

—He estado observando el plano. Si tu hermano está en el este podemos encontrarle fácilmente entrando por este garaje—Puso el plano en el centro—. El problema es que si no está ahí tocará improvisar para recorrer la casa.

—Tengo ya identificado a cada uno del servicio para que cada uno podamos suplantar. Algunos, los de chaleco granate, están como refuerzo para la fiesta.

—Okey, wow—. Murmuró Amelia. Lucía nunca dejaba de impresionarla.

—Amor, tu ve con Kai.

Amelia asintió.

—Es una pena no tener pinganillos—mencionó Dereck.

—¿Me estás vacilando? —Lucía entrecerró los ojos— ¿Quién fue el listo que se olvidó?

Dereck miró de reojo a John.

—Wow, realmente siento el amor, eh— El rubio rodó los ojos.

—Genial—Dereck puso una sonrisa falsa apretando los labios.

Sam suspiró apretándose el puente de la nariz y Lucía negó con la cabeza.

—¿Ame, tienes algún hechizo para eso?

—De hecho sí. Me lo mostró mi padre el otro día. Tomad.

Hizo aparecer de nuevo su abominable y extendió la palma, mostrando pequeños pinganillos morados.

—¿Qué demonios es eso? —preguntó Anna temiendo la respuesta.

—Amor, te amo muy mucho y lo sabes. Pero no pienso meterme eso en la oreja—dijo Lucía juntando sus manos sobre la nariz.

—Lucía ¿Quieres mantener el contacto en caso de separarnos o no?

—Sí, pero...

—Pues calla y métetelo.

—Puta madre... —murmuró colocándoselo.

El grupo se rió de su sumisión.

—Vosotros también.

🌒Luca🌘(Lumelia/ toh) (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora