capitulo 16

392 75 1
                                    


Recibirás algo más de lo que vale la empresa, ya que nos remontamos
a mucho tiempo atrás. Te daré un puesto en el consejo de
administración, pero antes de que todo esto ocurra, mi contable está
revisando tus finanzas personales, junto con las de la empresa. Sin
sorpresas.
John aprieta la mandíbula. —Eres un hombre duro. — Se queda
mirando a lo lejos por un momento, y luego ofrece su mano para que
la estreche. —Pero uno justo. Gracias.
Estoy haciendo esto por Jimin.
Haría cualquier cosa por el, aunque me haya arrancado el
corazón del pecho.
Jugó conmigo.
La parte que no entiendo es esta. ¿Por qué sufrió todas esas
noches juntos cuando solo habría pagado su matrícula? ¿Cómo amigo
y figura paterna? Nunca habría dejado que se perdiera la universidad.
No tenía que sacrificar su virginidad por mi.
John y yo estamos de acuerdo en que no estamos de humor para
continuar el juego y volvemos a la casa club. Cuando llegamos al
establecimiento, se marcha para reunirse con el profesional de la casa
sobre uno de sus clubes y hacemos planes para tomar una copa juntos
dentro de una hora. Mi garganta está destrozada por dentro, el
sombrío agotamiento que solía sentir cada día antes de que Jimin se
convirtiera en mi sugar baby vuelve a arrastrarse.
Tomo asiento en el sombreado patio exterior y pido un whisky
doble, solo, aun sintiendo la revelación de que el nunca se preocupó
realmente por mí. Lo ha fingido todo.
Dios, quiero arrancarme el patético órgano del pecho, me duele
tanto.
Y entonces lo veo en la piscina.
Con un pequeño short blanco de tanga.
Mi mano se convierte en un puño tembloroso cuando miro a mí
alrededor y me doy cuenta de que todos los hombres del lugar lo están
mirando. Contemplando ese culo caliente y ajustándose.
—Maldita sea, ¿es realmente la hija de park?— dice uno de
ellos a su amigo, relamiéndose los labios. —Ha crecido bien.
—Jesús, no estás bromeando. Lástima que no sea pobre o
estaría desembolsando seis cifras por un paseo de esos.
—Claro que sí, hombre. Dos veces el domingo.
Se deshacen en risas y la rabia en mi sangre hierve. Me retiro de
la mesa, desordenando mi whisky, y agarro al imbécil más cercano por
el cuello. —Cuidado con sus putas bocas. — gruño, poniendo al
infractor en pie, viendo cómo se le va el color de la cara al ver quién
estaba al alcance de sus oídos. Un amigo de la familia de los park
sí, pero también el hombre que podría comprar y vender todo el club
sin pestañear. —No lo mires. No vuelvas a hablar de el o acabaré
contigo.
El hombre empieza a disculparse, pero cambia de opinión
cuando se da cuenta de que varios hombres están presenciando su
humillación, lo que le obliga a redoblar la apuesta. —Ya. Como si no
pagarías por golpear eso, Jeon.
Arde peor, porque tiene razón.
No solo pagaría, sino que lo hice. Con ganas. Todo lo que el
quería.
Todo para que el me diera su toque perfecto. Su tiempo y
atención.
Y Dios, lo haría todo de nuevo, ¿no?
Aun así, no voy a dejar que este cabrón se salga con la suya
hablando de Jimin en público como si fuera un objeto. Eso no va a
suceder. Pero justo cuando retrocedo con un puño, con la intención
de hundirlo en su cara engreída, oigo la voz de Jimin detrás de mí.
— ¡Jeon !— Miro hacia atrás por encima de mi hombro y lo
encuentro visiblemente alarmado, de pie entre los lascivos del patio,
con el agua de la piscina goteando por su joven cuerpo. — P-para.
¿Qué estás haciendo?
—Vuelve a la piscina. — gruño entre dientes.

—No. — Se acerca, descalza, intentando separarnos a mí y al
hombre, sin saber que la están mirando con su lamentable excusa de
traje de baño. —Detén esto, jungkook. No pelees. — Su respiración se
entrecorta, las lágrimas convierten sus ojos en dos piscinas azules. —
Prometiste que ibas a controlar tu estrés...
—No hagas eso. — le digo. —No finjas que te importa una mierda.
Ese barco ya ha zarpado.
Jimin se estremece y deja caer las manos, con el labio inferior
temblando mientras retrocede. ¿Qué demonios? ¿Está jugando
conmigo? Este chico me hizo creer que le importaba y luego me
arrancó la alfombra bajo los pies. ¿Y tiene el valor de parecer herida
por mi dureza?
Aun así, cuando se da la vuelta y sale corriendo, por el lado de
la sede del club, mi corazón palpitante no me da otra opción que
seguirlo. No me importa que me haya partido por la mitad, detesto
verlo alterado y me niego a ser la causa.
Dejo ir a la mierda y comienzo a seguir a Jimin, hasta que dice:
—Maldita sea, ¿quizá Jeon  ya está dándole a eso?— Tiene la cara muy
roja por el manoseo, pero no escucha el consejo de su amigo de no
provocarme. —Estar en la lista jeon te da el mejor culo supongo.
Sin perder el ritmo, doy un paso y le doy un cabezazo,
rompiéndole la nariz y dejándolo caer al suelo, inconsciente. —
¿Alguien más tiene algo que decir?— gruño.
—No, jeon.
—Se pasó de la raya, jeon
—Ni siquiera lo conozco bien.
Asqueado por la absoluta cobardía, me sacudo de encima toda
la situación y sigo a Jimin desesperado por verlo y disculparme por
haberme lanzado. No se merece eso. Debío de estar aterrorizado ante
la perspectiva de no ir a la universidad con todos sus amigos. Olvida
lo que eso habría hecho a su reputación. ¿Cómo puedo culparlo por
encontrar una forma de pagar la matrícula? ¿Cómo puedo culparlo
por apuntar a un blanco fácil?
A mí.
Lo encuentro en la parte trasera del club, a través de una
extensión de campo verde, sentada en una glorieta, con los brazos
alrededor de su cintura. Solo. Esta sección del club de campo se utiliza
principalmente para las bodas. He asistido a muchas de ellas. Pero un
lunes por la tarde, no se ve ninguna actividad, excepto a mí, que
avanzo a grandes zancadas por el césped hacia esta el
que me he enamorado perdidamente. Este adolescente que me ha
destrozado por completo.
—Jimin. — digo, entrando en la glorieta, levantando su cabeza.
—Lo siento.
Resopla, limpiándose los ojos, pero no dice nada.
—No debería haberte hablado así. No has hecho nada malo.
me esfuerzo por mantener la voz uniforme, por mantener
las manos quietas, pero jimin el  que he estado deseando como si
fuera oxígeno durante tres días está justo delante de mí,
su culo
ahuecado cariñosamente por los fondos húmedos. Su boca está a la
altura de mi polla y no puedo más que repetir la docena de veces que
me saludó en la suite del hotel desabrochándome el cinturón y
chupándomela. Los recuerdos me ponen duro y no tengo forma de
ocultarlo; mi polla , cada vez más rígido, atrae sus ojos azules y hace
que su boca se separe en un suspiro.
—jungkook. — susurra, con las pestañas agitadas. Los dientes se
hunden en su labio.
que solían indicar que estaba excitado
No. No, no voy a ser atraído. No voy a ser un tonto por segunda
vez. No tiene un deseo genuino por mí. Siempre fue por el dinero.
— ¿Por qué no me dijiste que tu padre estaba arruinado?
Jadeando, se pone en pie.
Se balancea y lo atrapo contra mí, para que no se caiga,
tragándome un gemido por el contacto perfecto, la suavidad de su piel,
la forma en que sus pequeñas estrellan contra mi gran pecho.
— ¿Có-cómo te has enterado?

           ¡¡in love with my friend's father!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora