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MINHO




Los niños no están ni de cerca tan cansados como deberían. Me había olvidado de cómo el cuerpo adolescente puede recuperarse de cualquier cosa. Todos los ejercicios del día han terminado ya y nadie ni siquiera se ve con resaca.

Los jóvenes delanteros entrenados por Chan finalmente están jugando como equipo. Ya han tirado un buen número de disparos de gol. Y Bang arbitra el juego. Incluso los círculos perezosos que hace hacía atrás con los patines son fluidos y poderosos. Hay tanto talento en esta habitación ahora mismo que me cuesta creerlo. Es por esto que hago el viaje de cuatro mil kilómetros cada año. Para esto.

Hay otro ataque en la red. Gaon realiza un pase de palo a palo a Jungsu, que no duda. Dispara a la meta antes de que Yoojeon pueda detenerlo.

Un pequeño grito de victoria se eleva desde el equipo de puntuación. ¡Toma esa, Jooyeon! — grita Junhan. —¡Eres un colador, debilucho!—

Me preparo para el desastre.

Jooyeon lanza la botella en la red. Luego me mira fijamente.
Por favor, no explotes como una mina terrestre, le pido silenciosamente.

Mi portero en realidad me da una pequeña sonrisa antes de hablar. —Sí, Junhan. Me la jugaste. Sólo te tomó dos docenas de intentos— Se pone de un tirón la máscara sobre su rostro y recoge su palo.

Bang está sonriendo cuando patina para recuperar el disco.

El adolescente se ve un poco presumido cuando lanza el disco a la mano de Christopher.

Estoy tan absorto en este pequeño drama que no noto las cabezas girándose hacia alguien que ha aparecido detrás del banquillo.

—Minho! ¡Aquí!—

Me doy la vuelta para encontrar a Chaewon allí de pie, agitando los brazos. —Chae?— digo estúpidamente —¿Qué estás haciendo aquí?—

Pone los ojos en blanco, las manos en las caderas de un pequeño par de short de jean.

—Qué mierda de saludo es ese, Lee. Puedes hacerlo un poco mejor.

—Mierda— suelta Jooyeon —La novia del entrenador Lee tiene un buen par de tetas.—
—Cállate— murmuro, fulminándolo con la mirada.

Más de una docena de adolescentes ahora están follando con la mirada a Chae en sus pantalones cortos y reveladora camiseta sin mangas. Mi cuello arde de repente.

Y eso es antes de echarle un vistazo a Chan.

Patina erguido, una pequeña sonrisa torcida en sus labios.
—¿Tienes visita, Lee?

—Um. —
He perdido la capacidad de hablar, porque estoy ocupado tratando de armar una estrategia para pasar por todas las conversaciones incómodas que vienen
—Chae, este es mi amigo Christopher Bang—

—Me acuerdo de ti del hotel— dice con un guiño.

Bang mantiene su propia sonrisa fija, y tendrías que conocerlo tan bien como yo para ver la mueca debajo de ella. Uff.

—Parece que debes irte temprano, entrenador. Lleva a tu chica a tomar algo. Pónganse un poco al día.—
—Eso sería increíble— dice Chae —Me detuve en el dormitorio primero, y el entrenador Kang dijo que probablemente podría liberar a Minho—

—Sí, está bien— digo lentamente. —Vamos.—
—Diviertanse— dice Bang. Luego me da la espalda y hace sonar su silbato.

—¡Vamos, damas! Suficiente descanso!—

-MINHO- Minchan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora