-MINHO- Minchan

🏒EPILOGO🏒

CHAN

Acción de Gracias

—¡HWANG CHRISTOPHER! ¡Suelta ahora mismo ese cuchillo!— Me congelo como una escultura de hielo mientras la madre de Minho se acerca a mí, con una mano en la cadera, la otra señalando el cuchillo de chef en mi mano. —¿Quién te enseñó a cortar cebolla?— demanda.

–hmm...— Miro a Minji a los ojos. —Bueno... Nadie me enseñó de por sí. Mis padres tienen una cocinera que va cuatro veces a la semana para preparar comidas y... espera, lo siento, ¿me llamaste Hwang?—

Ondea la mano como si la pregunta fuese intranscendente.
—No sé tu apellido así que tuve que inventarme uno. Porque, cielo, realmente necesitaba llamarte por tu nombre completo por matar esas pobres cebollas.—

No puedo retener la risa que se escapa de mi boca. La madre de Minho es tan jodidamente increible. Estoy mucho más relajado en su cocina de lo que esperaba.

Min y yo llegamos a Corea hace dos días, pero como tuve un partido la primera noche, Minho se fue a Gimpo, a casa de sus padres mientras yo me quedé en el hotel con mis compañeros de equipo. Después de que el equipo aplastase a los Seúl Bears hice la rueda de prensa post-partido de siempre y después, ayer por la mañana me acerqué en auto a Gimpo para unirme a Honnie y su familia.

La gran comida de festividad de hoy será la verdadera prueba de su aceptación. Ya he conocido a los padres de Minho y una hermana. Hasta ahora todo bien.

—Se necesita cortarlas en trozos pequeños— me explica mi suegrita. Me golpea el trasero para que me aparte, luego toma mi lugar. —Sientate en el mostrador. Puedes observar mientras corto. Toma notas si lo necesitas.—

Le sonrio.
—Supongo que Min no te contó lo mal que se me da la cocina, ¿no?—
—Ciertamente no.— Me da una mirada severa. —Pero tendrás que aprender, porque no puedo pasarme todo el tiempo preocupándome de que mi bebé no está siendo alimentado allí en Siberia.—

—Toronto— corrijo con un bufido. —Y estoy seguro de que puedes adivinar que es él quien me está alimentando.—

Ahora que la temporada de hockey está en camino, la vida es increíblemente agitada. El entrenamiento es brutal y nuestro horario es agotador. Aunque Minho es mi pilar. Viene a todos mis partidos locales y cuando me arrastro agotado a casa desde el aeropuerto después de un partido fuera, me está esperando allí para masajearme los hombros, meterme comida por la garganta o hacerlo hasta que no puedo ver claro.

Nuestro apartamento es mi lugar seguro, mi paraiso. Ni siquiera puedo creer que considere intentar hacer mi sesión de novato sin él. Es fácil averiguar de quien sacó ese gen maternal, porque su madre ha estado mimándome todo el día.

Otro resoplido suena desde la puerta y el padre de Minho entra en la cocina.
—Toronto— repite —¿Qué tipo de ciudad no tiene un equipo de fútbol? Explicamelo, Chan.—

—Tienen uno— señalo— Los Argonauts.—
El Señor Lee entrecierra los ojos.
—¿Es un equipo de la NFL?—
—Bueno, no, es de la CFL, pero...—
—Entonces no tienen un equipo— asegura con firmeza.

Sofoco una risa. Minho me advirtió que su familia era fanática del fútbol, pero realmente pensé que estaba exagerando.

—¿Dónde está Minho?— Él mira alrededor de la cocina como si esperase que Minho apareciese de un armario.

—Fue a buscar a Jinnie— informa Minji a su marido —Quiere tomar un par de copas esta noche, así que va a dejar el auto en casa.—

El señor Lee asiente con aprobación.