Colapsados (en proceso)

Capítulo V

CASSIE.

Después de avisarle Abby el lugar, me fui con el chofer personal de mi padre, que ahora sé, que sé que se llama Tony, un hombre muy carismático que me hizo platica en todo el camino y me hizo sentir más en confianza con él, e incluso me dio su contacto por si en algún momento lo necesitaba.

Cuando llegamos al lugar, le agradecí a Tony y me bajé para buscar a Abby entre la avalancha de gente que estaba esperando entrar. No fue difícil encontrarla, porque ya estaba conversando con los cadeneros que cuidaban la entrada muy animados con lo que Abby les estaba diciendo. Seguía sin entender como era tan fácil para ella coquetear con los hombres de manera tan natural.

Me acerqué hasta ella y en cuanto notó mi presencia, se abalanzó hacia mí para abrazarme y brinco emocionada.

—Me siento como en una película de espías y estamos en una misión encubierta—dijo entusiasmada y sonreí ante su entusiasmo.

—No creo que estés fingiendo coquetear con los cadeneros, parece que lo haces muy natural.

—Bueno sí, pero estamos siguiendo al hombre más atractivo y adinerado de la ciudad. Déjame soñar que soy la chica tímida de la película que tiene que coquetear por información—hizo un puchero e intente disimular una sonrisa burlesca, pero pronto la cambié a una más seria.

—No te olvides de que también es un mentiroso, por engañar a mi madre.

Abby asintió—Tienes razón. Hora de entrar, conseguí entrar sin pagar las entradas. Al parecer solo viene gente exclusiva aquí, ni siquiera yo he podido venir aquí.

Bufé irritada y miré el lugar fingiendo que no era la gran cosa, aunque analizando bien el lugar, todo gritaba a lujo y exclusividad. La entrada se dividía en dos puertas enormes de cristal con ventanales bañados en oro y un logo gigante con el nombre del lugar "Nivelo".

—¿En serio tienes que pagar por entrar? —bufé al aire y puse una expresión de incredulidad. Quien sea que fuera el dueño de este lugar, sabía cómo sacar dinero de todo.

—Si, pero no te preocupes por eso. Acabo de conseguir que nos dejen entrar gratis—aseguro mi mejor amiga con confianza y me jalo de nuevo con aquellos hombres altos y por alguna extraña razón calvos ambos, portaban un semblante serio e intimidante, pero en cuanto hicieron contacto visual con Abby, se suavizaron.

A veces me sorprendía la influencia que tenía Abby en los hombres, era algo que no me dejaba de sorprender nunca.

—Gracias por dejarnos entrar, Pete y Ruth—se dirigió a ellos con una voz entre dulce y seductora y ambos hombres sonrieron con amabilidad mientras abrían la cadena para dejarnos pasar.

Pase yo primero y Abby se quedó atrás abrazándoles y sonriéndoles como si fueran mejores amigos de toda la vida. Después de eso, les guiño un ojo y se apresuró a mí con una sonrisa maliciosa.

—¿Qué fue todo eso? —la mire aun con el ceño fruncido e inmóvil porque me preocupa lo que ella les hubiera prometido o no sé, no quería que se metiera en problemas.

—Nada, quedamos en tomar algo después y nos van a llevar directo con el dueño del lugar. Al parecer tú lo conoces.

—¿Yo? — dije confundida al escuchar lo último, no era posible que yo conociera al dueño y menos porque ni siquiera era mi ambiente.

—Ya verás—me guiño un ojo con picardía y me jalo hacia adentro del lugar sin darme tiempo de reaccionar.

Lo primero que vi al entrar, fue la decoración, todo se veía como un aspecto retro, se sentía como si estuviéramos en los 90's. Con cuadros pintorescos que adornaban todo el lugar, a pesar de que no estuviera tan iluminado, podían distinguirse a la perfección. El centro del bar estaba iluminado de luces rojas y los meseros también se veían como de aquella época. Había un escenario donde había una banda tocando música alegremente con personas bailando alrededor igual de animados que incluso te contagiaban ese ánimo. Había todo tipo de sillas y como en todo lugar, se distinguía la zona VIP de los demás asientos.