Cortocircuito

Algo no dicho

El estudio de Luzu estaba en su punto más álgido. El bullicio habitual de los técnicos ajustando micrófonos, cámaras y los productores dando indicaciones por doquier llenaban el aire con una energía palpable.
La gran mesa central estaba casi vacia a 10 minutos de comenzar con el programa.
Flor ya se encontraba sentada en la mesa principal, muy relajada en su asiento y apoyando el pie en la silla de Nachito mientras revisaba su celular entretenida y tomaba sorbos de un café que le habían traído para desayunar.
Su risa resonó cuando vió un video que uno de los oyentes había posteado en las redes sociales, etiquetando a ella y a Nico. Un video que, como casi todos, insinuaba la química entre ambos. Aunque se había acostumbrado al shippeo de hace años, algo en ese video la hizo pensar más de la cuenta.

Nico, quien estaba en el otro extremo del estudio, ajustándose los auriculares e intetando encontrar el cargador de su computadora en la mochila sin mucho éxito, no podía evitar mirarla cada tanto. Flor se había hecho una colita con dos mechones que caían sobre su cara como a él le gustaba, de hecho lo volvía loco pero jamás lo iba a admitir.
Se quedó mirándola más de la cuenta, observaba esa risa que se le escapaba como sin querer, lo relajada que se la veía mientras tomaba su café y acariciaba a Carlitos que estaba echado a su lado. Todo en ella parecía estar diseñado para llamarle la atención.

—En 5 minutos mando la apertura.— Anunció el Pulpo interrumpiendo sus pensamientos. Nico se enderezó y caminó hacia la mesa central, intentando enfocarse en el programa y no en la sensación que últimamente le recorría el cuerpo cuando ella estaba cerca...

—No sabés lo que acabo de ver en twitter, nos hicieron un video digno de una novela niquitich. Mirá esto.— Dijo Flor mostrándole su celular, entre carcajadas pero sintiendo un nudo en el estómago.

Nico se acercó para mirar la pantalla del teléfono y largó una carcajada envuelta de un poco de incomodidad.

—No se como hacen ni de donde sacan tanto contenido, son increíbles!— Responde y se queda mirándola más de lo debido.

—Ya sé, deberíamos empezar a cobrarles por el contenido. Tanto show que hacemos sin querer!— Dijo ella devolviendo una mirada juguetona, aunque algo incómoda por el tema.

—¿Y qué pensás de todo esto? Porque si lo preguntas... parece que todos están viendo algo que nosotros no.—Nico lo soltó de repente, sin pensarlo demasiado y sintió como el calor subía por su rostro. Su tono parecía calmado, pero sus ojos no dejaban de mirarla con intensidad.

 —Naa, que se yo... es gracioso, aunque... raro. ¿No te parece que se están pasando un poco?.—Ella le respondió tratando de desviar el tema. Seguía sonriendo, pero evitaba mirarlo directamente.

—¿Raro? Si puede ser, no sé, la conexión no se puede evitar y eso le llama la atención a la gente.—respondió serio y al instante se arrepintió. En ese momento la tensión en el aire se volvía más palpable, aunque él intentaba sonar casual.

—¿Vos decís?.— Sorprendida sin saber bien como reaccionar. Empezó a reírse un poco nerviosa, pero también se quedó en silencio, esperando que él diga algo más.

Nico se acercó un poco más a Flor como queriendo decirle algo en voz baja y que nadie de los presentes escuchase. Ella sintió como se le cortaba la respiración, pero justo en ese instante, como si el universo decidiera que ese no era el momento, Nachito entró al estudio.

—Buen día gente! Che, se está cayendo el cielo, vieron lo horrible que está afuera?.— Dijo mientras caminaba hacia la mesa, sin notar lo que acababa de interrumpir.

—Si boludo, parece de noche!.—repondió Flor dándose vuelta y cortando con la tensión que se había generado.

El programa salió espectacular. Las risas iban y venían, las bromas fluían solas, y el equipo estaba más afilado que nunca. Pero, entre todo ese caos organizado, había un pequeño juego que solo algunos sabían jugar. Nico y Flor intentaban mantener su profesionalismo intacto, pero las miradas cómplices y los comentarios de Momi y Santi no habían pasado desapercibidos. La tensión seguía ahí, incluso después de que el programa terminara.