Alyara y su equipo no tardaron en movilizarse. Los cazadores se adentraban más en el reino, y ya habían atacado a dos dragones jóvenes que patrullaban las fronteras. Afortunadamente, los dragones lograron escapar, pero las heridas eran profundas, tanto físicas como en la confianza entre humanos y dragones.
—No podemos permitir que esto continúe —dijo Deren, el guerrero manárquico, mientras afilaba su espada—. Estos cazadores no entienden. Están aquí por ignorancia, pero sus acciones desatarán una guerra si no hacemos algo.
Alyara sabía que su responsabilidad como Guardiana del Maná no solo era proteger a los dragones, sino también mantener la paz en Lysandra. Sin embargo, la llegada de los cazadores complicaba todo. Debían encontrar una manera de detener la amenaza sin desencadenar un conflicto mayor.
—Necesitamos hablar con ellos —dijo Alyara, sorprendiendo a todos—. Si podemos mostrarles la verdad sobre los dragones aquí, tal vez podamos evitar más sangre derramada.
—Hablar con ellos no será fácil —comentó Lira, frunciendo el ceño—. Sus corazones están llenos de odio, moldeados por siglos de lucha en su tierra natal.
—Lo sé —respondió Alyara—. Pero también sé que debemos intentarlo. Si fallamos, perderemos más que dragones. Perderemos el equilibrio del maná y la paz que tanto nos ha costado mantener.
ESTÁS LEYENDO
El Reino de Lysandra La Sombra de los Cazadores
FantasyAlyara, ahora Guardiana del Maná, se enfrenta a una nueva amenaza que podría destruir el delicado equilibrio entre humanos y dragones en el reino de Lysandra. Un grupo de cazadores de dragones, liderados por el implacable Kavran, ha llegado desde el...