El beso se alargó más de lo que cualquiera de los dos hubiera imaginado, como si ambos hubieran estado esperando, inconscientemente, a que ese instante llegara. Cuando finalmente se separaron, Patricia bajó la mirada, respirando con dificultad, mientras Néstor la observaba en silencio, tratando de descifrar lo que ambos acababan de hacer.
—¿Qué? —Preguntó él.
—Nada.
Patricia se levantó, yendo hacía la ventana, desde la que se podía ver a los periodistas que permanecían abajo.
Néstor, aún de pie detrás de ella, no pudo evitar sentirse confundido por su respuesta evasiva. Había esperado alguna reacción más clara, una explicación, una confrontación, lo que sea que no fuera un silencio. Patricia Segura no solía quedarse en silencio, sin embargo, esta vez no era capaz de articular palabra.
Ella finalmente se giró, intentó mantener una expresión dura, aunque sus ojos revelaban algo más profundo: miedo. Era un miedo que Néstor nunca había visto en ella. La mujer que siempre había sido tan fuerte, tan segura de sí misma, ahora parecía frágil, como si algo estuviera quebrándose en su interior.
—Néstor, hay demasiadas cosas en juego —Dijo ella, su voz temblando ligeramente—. No es solo mi carrera. Es todo lo que he construido. Toda mi vida. No puedo permitirme perder el control ahora. No contigo.
—¿Y crees que yo no estoy arriesgando nada? —Replicó él—. He puesto mi reputación, mi carrera y todo lo que creo en peligro por ti. Esto ya no es solo tu batalla, Patricia. Estoy aquí, contigo.
—Pero no puedes estarlo. No de esta manera.
Néstor sintió un nudo en el estómago. Sabía que Patricia era terca, pero esta vez su firmeza parecía ser un escudo para proteger algo más profundo. Algo que no quería admitir ni para sí misma.
—¿Te preocupa que la noticia se convierta en verdad? —Preguntó Néstor
—Claro que no —respondió Patricia de inmediato, girando hacia él con una sonrisa irónica—. Los periodistas siempre hablan, y siempre sacan conclusiones equivocadas o, a veces, acertadas, aunque no lo sepan. Esto no es sobre ellos, Néstor.
—¿Y sobre qué es?
—¿Sabes lo significa ser presidenta en medio de una crisis cómo esta? Tengo que hacer frente a demasiadas cosas ahora mismo.
Néstor la miró, intentando descifrar qué se escondía bajo aquella fachada de mujer fuerte que Patricia había mostrado desde que la conocía.
—Tengo que irme, ¿Vale? Tengo que solucionar esto. —Insistió ante el silencio de él.
—Siempre estás solucionando cosas para los demás. ¿Cuándo vas a pensar en ti?
—Es mi trabajo. Soluciono problemas para una comunidad entera. —Se acercó hasta él, quedando uno frente a otro—. Mañana nos vemos.
—Cualquier cosa, llámame, como siempre.
>>>><<<<
La llamada que tanto había esperado aguardaba a ser atendida. La pantalla de su teléfono se iluminaba con el nombre de su adversario político. Esperó. Coger el teléfono de inmediato habría sido un signo de debilidad, de desesperación y, aunque la situación fuera cierta, hacía mucho tiempo que Patricia había aprendido la primera regla de la política:
Nunca, bajo ningún concepto, se muestra debilidad hacia el adversario.
La llamada cesó. Patricia sabía que volvería a intentarlo. Se levantó lentamente y salió hacia la terraza, buscando la paz que siempre encontraba en aquella parte de la casa. El aire fresco de la tarde le acarició el rostro mientras se dejaba caer en el cómodo sofá junto a la piscina, desde el que podía ver el cielo, teñido de tonos cálidos que anunciaba el inicio de la noche, aunque apenas eran las ocho.

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RESILIENCIA
FanfictionOne Shots de momentos que me hubiera gustado o me gustaría ver entre Néstor y Patricia. Basado en la serie Respira.