El soldado Alessandri

33 0 0
                                    

A unos metros de distancia de la desdichada cotidianidad se hallaba un soldado que vigilaba las barcas que zarpaban hacia la isla de la muerte, se sonreía a sí mismo por no ser parte de esas escorias y se repetía contantemente su labor para recordar que el seguí vivo y los otros no.

"La orden era muy sencilla, identifica las ovejas negras y sácalas al matadero, las subes a una barca donde serán conducidas a la laguna véneta, en la isla Poveglia

allí serán carbonizados los cadáveres y uno que otro infectado , Gracias a Dios que trabajo no llegaba tan lejos , yo me quedo en la isla bajo mi mascara contra la peste en forma de pico, ella me salvaría y mi atuendo que me cubría de pies a cabeza me protegería".

Regresando a la realidad mira que hay confusión en todas partes , nadie sabe qué hacer quedarse en sus hogares o salir a exponerse y morir indignamente. Y que se podría decir si uno de los espías encontrase un contagiado , este y su familia serían expuesto como los indeseados por la sociedad y inmediatamente se les llevaría a la barca.

- No piensen que me apiadare de ustedes... ¡asquerosos bichos! - dice intentando controlar a dos contagiados que no dejan de discutir entre sí, esos mismos eran el pescador Cornelius y su celoso compañero. Furioso el soldado Alessandri al ver que no le prestaban atención cogió una vara que encontró cerca y les propino golpes hasta que ambos se callaran y tuvieran que juntarse para curarse los moretones ejecutado por la siniestra vara. El soldado se sintió orgulloso de su cometido y veía en los ojos de su capitán que pronto lo ascendería a un puesto más digno de él, escupe a los adoloridos y se marcha silbando un ópera que en aquellos tiempo era muy famosa.


Los ojos de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora