Relato de Vittoria

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Lentamente hago que el agua se valla contaminando hasta el punto quedar infectado si se llegase a tocar por las hileras de cadáveres que desfilan por el agua a merced de las aves de rapiña formando así una atmosfera pesada , difícil de respirar y que hace las noches en vela en la espera de mi llegada triunfal, sin embargo algo me distrae , no es la amargura del pescador o la potestad del soldado. Al otro lado de Venecia en otra barca muy parecido a la de Cornelius me deleito con un afrodita que por un tiempo no me deja pensar en mi trabajo, se llama Vittoria y era un capullo que hacía que todo hombre hiciera una venia al verla pero ella no entendía su belleza, de qué le valdría esta cuando creció acompañada por la muerte. Su madre el ultimo ser que le quedaba en esos instante se le era arrebato pero no es esta la que está siendo conducido a la barca si no la propia Vittoria.

-¡Madre, madre!, ¡suéltenme!, no tiene derecho a tocarme, ¡madre auxilio, madre!, ¿adónde me llevan?, ¿Qué es eso de la isla de la muerte? . ¿Disculpe sabe, qué quiere decir eso?- conocía la muerte, pero ignoraba lo que pasaba si se era llevada a la barca, cuando esto ocurría (lo comprendía por los gritos de los aldeanos despojados de sus hogares), sencillamente se ocultaba bajo su cama y se tapaba los oídos.

-querida nos llevaran a ese lugar para por fin descansar en paz, ya verás que te acostumbraras- dijo una dulce anciana en la que yo era su huésped , ya tenía en sus viejas manos mis marcas. A recostada en la proa al ver que la niña le agradecía quiso acariciar el cabello de aquella sirena pero la muchacha se reusó y disculpándose entre lagrimas se fue al otro lado donde no había nadie.

" Sentí una depresión muy grande porque no estaba enferma y aun así me llevarían, ¿acaso ellos se creen Dios para elegir quien vive y quien muere? , no tiene misericordia frente a una madre y su hija, por favor quiero ir con mi mamá tan solo tengo 16 años recién cumplidos, por favor...

Aquí nadie me escucha en medio de este mar salado, prefieren ignórame a merced perder todo y saber que nunca volveremos a ver la vida como la veíamos antes...- pensaba derrotistamente empero como toda muchacha cambio su estado de ánimo y se reconforto a sí misma -" ¡vamos Vittoria, no vale la pena desanimarse !, cuando llegues a esa susodicha isla te esconderás como en casa y no permitirás que nadie te encuentre" .

llegando a la isla se olía a la distancia a descomposición y se veían restos humanos flotando a merced del mar.

Para Vittoria que se acerco al borde de la barca le era imposible notar su reflejo en el agua, tan solo era grisáceo y rancio, subió la mirada y observo varios postes de madera flotaban en el mar y la lejanía un campanario y unas cuantas casas.

Tocaron tierra y desembarcaron, bajo sus pies había una capa de huesos descompuestos, pegajosos y llenos de mosquitos, suspiro para darse valor y soltándose de una mano enguantada corrió y corrió para cumplir su plan y al mismo tiempo horrorizada al ver a su alrededor rostros deformes por las llagas.

"¡ ay de mi Señor solo tú me puedes amparar! " , uno de ellos se le acerco la empezó a corretear para darle un susto por ser afortunada y no tener ningún rastro mío, le termino

gustando y siguiendo su huida le cortaba todo atajo para que no pudiera escapara , no obstante en un salto para esquivar un tronco caído este se calló y liberándose Vittoria de su acosador corrió en otra dirección para ser tan desafortunada en encontrarse con otro y así la acosaron hasta caer rendida a los pies de un hombre extraño.

Su rostro tenía una máscara de pájaro, capa, guantes y un atuendo que lo cubría por completo, le rogó a sus pies un poco de compasión y pudo distinguir en su mirada algo imposible de explicar, tras esa mascara no había enfermedad si no misericordia.

Los ojos de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora