10 Bible

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Esa maldita falda corta.

Ha pasado una semana desde el primer día de trabajo del niñero cuando llevaba esa falda negra ridículamente corta, y odio absolutamente el hecho de que todavía no puedo sacarme de la cabeza la imagen de el con ella, malditos donceles, siempre se ha dicho que poseen una gracia particular y buen atractivo, pero esto es ridiculo, el es totalmente una belleza como ninguna. Debería haber ayudado que la falda en cuestión estuviera combinada con el tipo de suéter que solía usar mi padre, pero no fue así.

Ahora creo que está tratando de matarme.

De hecho, sé que lo está haciendo. Ese doncel tiene rencor saliendo de sus poros. Cuando lo vi al día siguiente de sus compras en Strøget, en Copenhague, me mostró orgulloso su variedad de minifaldas de colores sólidos y camisas. "La falda y la parte superior pueden cambiar de color" dijo con una sonrisa brillante "pero el look general será consistente".

Y por supuesto no podía decirle directamente que sus piernas distraían. Así que ahora, solo estoy tratando de lidiar con eso de la mejor manera que puedo. Evitándolo por completo.

"¿Y cómo estuvo la Primera Ministra?" pregunta Nicklas desde el asiento delantero, junto a Johan, mi chófer. Acabo de salir de la reunión semanal que tengo y aunque últimamente no ha habido nada nuevo Nicklas siempre tiene que saberlo. He mencionado varias veces que algunas cosas no son de su incumbencia pero siempre se hace el papel de asistente obediente, siempre intentando ayudar.

No me lo creo ni por un segundo. Pero mantener a los enemigos cerca es algo que me he tomado muy en serio. Es algo que tendré que llevarme a la tumba.

"Lo mismo de siempre" le digo, esperando sonar lo suficientemente despectivo.

"¿Y cómo va el niñero?" pregunta.

Levanto la vista y él me está mirando por el espejo. Juro que está sonriendo.

"Está bien". Y eso es todo lo que quiero decir sobre ese tema.

"Entiendo por qué lo elegiste".

Lo miro fijamente. "¿A qué te refieres?".

Arquea sus cejas con una inocencia exagerada. "Lo único que quiero decir es que es un soplo de aire fresco".

Sigo hojeando el periódico, aunque he leído todos estos titulares esta mañana. El es aire fresco, sí, de esos que se filtran por las grietas y se te meten en los huesos hasta que te resfrías.

"Las chicas parecen estar más animadas con el aquí" dice, y luego se da cuenta de que no tiene por qué comentar nada sobre las chicas. Es lo único que no se le permite discutir conmigo.

Lo miro fijamente hasta que aparta la mirada y vuelve a fijar su atención en la ventana.

No se equivoca, por supuesto. Las niñas parecen más felices. Tanto Clara como Freja sonríen, siempre hablan con entusiasmo sobre lo que les enseñó ese día o el juego al que jugaron. Algo de esa tristeza que he visto en sus ojos ha quedado a un lado por ahora. Estoy seguro de que el tiempo dirá si esto es solo una cuestión de que el niñero es nuevo o si esto es algo positivo que durará, pero por ahora aceptaré lo que pueda conseguir.

Maja también parece contenta con el progreso, aunque no lo diga del todo bien. Dice que está feliz con el, incluso si es un poco verde en lo que respecta a ser un niñero real.

Sin embargo, donde Maja ve verde, yo veo desafío. Hay algo en el que me saca de quicio de maneras que no puedo articular. Tal vez sea su disposición alegre y espontánea o la forma en que me provoca a cada oportunidad. Vale, quizá provocar sea una palabra fuerte. Tal vez molestar sea mejor. O irritar. Es como si me estuviera poniendo a prueba para ver hasta dónde puede llegar, el hecho de que yo sea solo la persona que le paga el salario, nada más.

Su altezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora