La venganza de Clara

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Melisa descendía por la cascada de "rieles" y vídeos cortos que veía de sus redes sociales, corroyendo segundos, minutos y horas, transformándolos en nada. Permanecía acostada con pereza en el nacimiento de aquel nuevo día. Aprovechando que a Dios gracias era domingo y el espacio en blanco en su agenda mental del día le permitía haraganear un rato más. Jaime su amigo le había invitado a cine por la tarde.

Un aviso emergente apareció en la pantalla notificándole la recepción de una nota de voz por parte de su amiga Clara, esto le obligó a detener la caída libre dándole un propósito al menos momentáneo. Melisa creía que Clara aun dormiría a aquella hora.

La voz de Clara estaba quebrada en llanto, en el mensaje le anunciaba a Melisa que ya no le quedaba dudas de que Ángel le estaba siendo infiel. Melisa sintió pena por su amiga, ya que su amiga Clara era de aferrarse a las relaciones de manera insana como si su vida dependiera de ello. No era la primera vez que Clara se había enamorado, ni tampoco era la primera vez que su amiga se había trastornado por un pelele que al final del día no dudaba en hacerla a un lado.

Melisa no solo había tenido que acompañar a la morgue de las ilusiones anteriores a reconocer el cadáver del romance, sino que también había tenido que caminar bajo el peso del supuesto santo en la procesión del luto, para luego tener que recorrer a pie el desierto de nostalgia en la que su amiga veía en todo un recuerdo de su ex: "Recuerdo cuando me trajo a comer aquí, él y yo caminamos por esta calle, mira esa gata se llama Marta, ese es el nombre de la mamá de mí ex, y así sucesivamente por meses. Gracias al pésimo gusto de su amiga probablemente Melisa hubiese terminado enamorada de varios de los ex de Clara, pues Clara les hacía promoción como solo María Magdalena le pudo haber dado a Jesús el Mesías de la fe cristiana. Por supuesto en el caso de la empoderada arrepentida Melisa lo entendía, el carpintero le salvó la vida y la reputación sin siquiera pedirle ni una foto teta luego pero en el caso de su amiga Clara no entendía sus razones, era como si Clara no tuviese la capacidad de percibir los evidentes errores de sus parejas.

Cuando Melisa pensaba que ya su amiga no se recuperaría nunca de la obsesión por Carlos el último ex, perfecto (solo en la imaginación de su amiga), de repente un día cualquiera Clara comenzó a hablar de un tal Ángel, un compañero de trabajo que al parecer era muy amable, atrevido y gracioso.

Melisa no tardó mucho en averiguar que Ángel había sido novio de dos de sus compañeras de Clara, al mismo tiempo había rumores de que la supervisora se aliviaba el estrés con Ángel de vez en cuando. Desde el principio Melisa notó que Clara empezó a fabular respecto a Ángel viendo en él, supuestas expresiones románticas que Melisa no veía, en cambio las señales que sí veía eran las de que un pillo, un mujeriego.

Por más que lo miraba tratando de entender a su amiga a Melisa no le parecía gran cosa, un rostro simpático sin llegar a ser feo pero lejos de ser apuesto. Desde que se habían hecho novios, luego de que la tuviese como "juju" o "amigos con derechos" por más de un año mientras que al mismo tiempo los rumores de que seguía haciendo todo lo que ya hacía desde el principio.

Cuando Clara empezaba con su perorata de lo maravilloso que era su Angelito a Melisa le costaba mantener sus labios juntos represando lo que sinceramente le hubiese gustado decirle a su amiga, y las veces que trataba de hablar del tema de las "infidelidades" de Ángel, su amiga cambiaba el tema de conversación fingiendo demencia. Melisa no se podía sacudir el hecho ridículo de saber que cuando su amiga se subió a ese tren ya llevaba varias pasajeras a bordo. Y aun sabiéndolo su amiga se creía la dueña de la línea.

Clara estuvo cerca un par de veces de romper su amistad con Melisa, una vez había llegado a los gritos histéricos diciéndole que ella no tenía idea de nada, que ella y todo el mundo se podían ir por el drenaje porque Clara sabía lo que estaba haciendo, ella entendía su relación y ellos no.

Cuentos Cortos- Uge BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora