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Narra Samantha

No quería verla, no la soportaba, me invadía tanto su presencia qué me sacaba de quicio, perdía la concentración en mi libro por que ella me observaba y no se iba.

¿No se daba cuenta que sobraba ahí?

Aun que rescatando estos últimos días me he dado cuenta que no he visto su rostro, no la había visto. Por mas de que intercambiamos unas pocas palabras nunca la visualice. Eso me da miedo, y a la vez me causa incomodidad.

Pero qué más da, de todas formas sigue cayéndome mal.

Narra Abril

¿Por que se escondía de mi? Era una pregunta que se repetía en mi mente.

Su rostro era desconocido para mi, ya que ella siempre miraba el piso, o se cubría con libros. El contacto visual con ella me intrigada mucho. El hecho de no dejarse mirar a los ojos era intrigante y raro a la vez, pero a fin de cuentas lo respetaba.

—Beep-Beep-Beep— Sonó repetidas veces la alarma.

—Mierda— Dije con un tono pesado para apagar la alarma de un manotazo.

Me levante de pocas ganas. Aun así tenía que trabajar, así que tome una ducha rápida, me puse una ropa decente, prepare mi bolso, tomé mi celular y baje a prepararme un desayuno.

Lo serví sobre la pequeña barra que tenemos en la cocina y ahí comí. Una vez que acabe de desayunar bote todo en el lavaplatos. Tome mis cosas y camine hasta llegar al trabajo lo más antes posible.

Narra Samantha

14:50 hrs

—Ya termine de lavar— Dije desganada desde la cocina de casa.

—Gracias Hija, puedes subir a cuarto.

Sali de la cocina secándome las manos con un repasador, mire a mi madre la cual estaba sentada en el sofá mirando la televisión. No quise hablar, solamente subí a mi cuarto.

Nuevamente a hacer mi rutina, leer, leer y leer.

Había investigado una nueva historia, la cual se llamaba Armadura de hierro.
Estaba escrito por uno de mis Autores favoritos, prometía mucho.

Llegaba a la biblioteca esta misma semana, el viernes.

Me encerré y comencé a leer hasta que se hiciera la hora de ir al lugar, el cual leería por más tiempo. Es algo que amo.

De todas maneras no paso mucho tiempo cuando sonó mi recordatorio.

03:24 Era hora

Tome el libro que retire el día de ayer, lo terminaría de leer allá, por que había estado ocupada el día de ayer, si estaba leyendo. Pero no ese libro, si no uno que compro mi mamá hace poco.

Termine de prepararme, las tiras de mis pantalones colgaban, era negro y holgado, arriba traía una sudadera blanca, también ancha. Y mis zapatillas a juego.

Cerré mi mochila y me fui caminando hacia la biblioteca... con una pequeña esperanza de ver a Valeria.

Narra Abril

Estaba en la recepción controlando los libros que se habían devuelto.

Levante mi vista cuando escuche el ruido de la puerta. Y estaba ahí... la chica de los libros estropeados. Aun que la veía extraña, lograba distinguir un accesorio en su cara aun que no me mirara a los ojos.

Tenía lentes, unos lindos lentes.

Saco fuera el libro.

—El que tome ayer.

𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐚𝐫𝐢𝐚𝐧 | 𝐑𝐢𝐯𝐚𝐫𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora