Los días después de la discusión con Draco fueron una mezcla de furia contenida y una sensación de vacío que no quería admitir. Cada vez que pensaba en sus palabras, sentía el calor de la rabia burbujear dentro de mí. ¿Cómo podía ser tan arrogante, tan cruel? Su desprecio hacia Seamus y la forma en que había hablado de la pureza de sangre no hacían más que recordarme lo tóxico que podía ser su mundo, un mundo del que, en algún momento, yo también podría haber formado parte.
Pero mi vida, y la historia de mi familia, tomaron un rumbo diferente gracias a un solo hecho, uno que definió quiénes somos como Ashbourne. Todo cambió el día que mi tatarabuela, Lucille Ashbourne, conoció a Astrid Rivers, una poderosa hechicera mestiza que le salvó la vida durante una emboscada de magos oscuros. Lucille estaba escapando de una disputa peligrosa entre familias puristas cuando fue atacada; habría muerto si Astrid no la hubiera protegido con su magia, sin pedir nada a cambio. Ese día, mientras los hechizos volaban a su alrededor, Lucille vio algo que ninguna de sus creencias anteriores le había mostrado: el valor de una vida no tenía nada que ver con la pureza de la sangre.
Lo irónico es que, en ese momento, Lucille estaba comprometida con Septimus Malfoy. Estaban a punto de tener un hijo cuando Astrid entró en su vida. Septimus, fiel a su crianza y a las odiosas tradiciones de los Malfoy, no toleró la amistad que floreció entre Lucille y Astrid. Consideraba inaceptable que su futura esposa formara una conexión tan estrecha con una "mestiza", y cuando Lucille se negó a abandonar su amistad con Astrid, Septimus mostró su verdadera cara. La abandonó sin una palabra de remordimiento, dejándola sola con un bebé que crecería sin un padre.
Lo que hizo Septimus no solo rompió el corazón de Lucille; dejó una cicatriz profunda en toda nuestra familia. Desde entonces, los Ashbourne rechazaron cualquier noción de superioridad por la pureza de sangre. Aquel desprecio hacia los Malfoy se convirtió en algo más personal que un simple conflicto entre familias: fue la traición de Septimus lo que selló nuestro destino. Mientras los Malfoy seguían orgullosos de sus creencias, mofándose de Lucille por haber "rebajado" su linaje, nosotros juramos que jamás repetiríamos esos errores. Lucille fue insultada durante años por los Malfoy, a quienes no les bastó con dejarla sola; la llamaban traidora, una "degradada" por haber valorado más la amistad y el respeto hacia una mestiza que las reglas inflexibles de la pureza de sangre.
Esa historia quedó grabada en nuestra memoria. La amistad de Lucille con Astrid nos mostró que el valor de una persona no se mide por el linaje, sino por las acciones y la lealtad que uno demuestra. Por eso, ningún Ashbourne podría soportar que se le llamara "sangre sucia" a alguien. El rencor hacia los Malfoy nunca desapareció del todo, porque jamás mostraron remordimiento por lo que hicieron, y mucho menos por cómo trataron a Lucille y al niño que abandonaron.
Me había esforzado en evitar a Draco a toda costa. En el aula, en los pasillos, en las comidas. Si lo veía venir, tomaba otro camino, incluso si eso significaba llegar tarde a clase. Sabía que, eventualmente, tendríamos que enfrentarnos de nuevo, más que nada porque la fecha de entrega del proyecto cuatrimestral se acercaba, pero no estaba preparada para eso. No después de lo que había pasado entre nosotros.
Draco, por su parte, no había intentado acercarse, pero podía sentir su mirada cuando entraba a la misma sala. Me miraba de reojo, como si esperara que fuera yo quien rompiera el silencio primero. Pero esta vez, no iba a ser yo. No después de lo que había dicho. No después de cómo había insultado a Seamus. Sabía que le había afectado, pero si él no quería dar su brazo a torcer, tampoco lo haría yo.
Decidí que necesitaba un descanso de Hogwarts, de las clases, de las tensiones, de Draco. El fin de semana en Hogsmeade me pareció la excusa perfecta para despejarme. Unas horas lejos del castillo, con algo de aire fresco y sin la constante amenaza de toparme con él. Afortunadamente, varios estudiantes ya se preparaban para el viaje, así que podría pasar desapercibida entre la multitud.
ESTÁS LEYENDO
La Serenidad de las Serpientes
Fanfic¿Lograrían un Malfoy y una Ashbourne romper con los estigmas preestablecidos hace décadas por sus grandes familias? Mientras el poder del Corazón Oscuro amenaza con desatar el caos, Catherine descubrirá quién está dispuesto a luchar por ella y quié...