La batalla entre Vegeta y el Androide 19 comenzó con una explosión de poder. Vegeta se movía con rapidez y furia, sus golpes eran precisos, cada uno cargado con la fuerza de su determinación. El Androide 19, con su aspecto rechoncho y su expresión vacía, se lanzó contra Vegeta, intentando absorber su energía con las palmas de sus manos.
Vegeta lo observaba con una sonrisa fría en el rostro. A diferencia de Goku, que había mostrado signos de agotamiento al luchar contra el Androide, Vegeta parecía lleno de vitalidad.
—¿Es esto todo lo que tienes? —se burló Vegeta mientras esquivaba los ataques de su oponente—. Pensé que los androides serían un verdadero desafío.
El Androide 19, impulsado por su programación de eliminar a los guerreros Z, intensificó su ataque. Pero Vegeta no mostró ninguna señal de temor. Había esperado este momento durante mucho tiempo, y no iba a dejar que nada, ni nadie, lo detuviera.
De repente, Vegeta se detuvo en el aire y miró al androide con una intensidad que nunca antes había mostrado. Su energía comenzó a aumentar rápidamente, y un aura dorada comenzó a rodearlo. Gritó con todas sus fuerzas, y su cabello se tornó dorado, sus ojos se volvieron verdes y su poder explotó. ¡Había alcanzado la transformación en Super Saiyajin!
Todos los presentes quedaron sorprendidos. Goku sonrió con satisfacción, mientras que los demás observaban asombrados.
—¡Lo logró! —gritó Gohan—. ¡Vegeta se ha convertido en un Super Saiyajin!
Vegeta, sintiendo la nueva fuerza fluyendo por su cuerpo, se lanzó contra el Androide 19 con una velocidad y poder que este no pudo prever. Cada golpe resonaba como un trueno, cada movimiento era un borrón de luz dorada. El androide intentó absorber la energía de Vegeta, pero este, con una mueca de desdén, arrancó los brazos del androide sin esfuerzo.
—¡Estás acabado! —gritó Vegeta, mientras cargaba un poderoso ataque final.
Con una ráfaga de energía, destruyó por completo al Androide 19. Vegeta aterrizó suavemente en el suelo, con una sonrisa triunfante.
—¡Así se hace, Vegeta! —exclamó Goku, feliz de ver a su rival alcanzar la misma transformación que él.
Pero el momento de victoria fue breve. El Dr. Gero, o Androide 20, observó la derrota de su creación con una mezcla de miedo y furia.
—¡Malditos guerreros Z! —murmuró antes de escapar rápidamente al bosque cercano.
—¡No podemos dejarlo escapar! —gritó Krillin—. ¡Tenemos que atraparlo antes de que active a los otros androides!
Piccolo asintió, y todos comenzaron a perseguir al Dr. Gero. Vegeta, aún en su forma de Super Saiyajin, lideraba la persecución. Aunque sentía la tentación de acabar con todos rápidamente, algo en el fondo de su mente lo retenía. Tal vez eran las palabras de Bulma o el peso de su nuevo rol, pero por primera vez consideró la importancia de la estrategia y la coordinación en lugar de simplemente depender de su fuerza bruta.
Mientras se adentraban en el bosque, el Dr. Gero se las arregló para llegar a su laboratorio secreto. Se encerró tras una puerta metálica, y antes de que Vegeta pudiera destruirla, el sonido de máquinas y engranajes comenzó a resonar dentro. Una luz roja iluminó el exterior del laboratorio.
—¡Está activando a los otros androides! —exclamó Tenshinhan.
Vegeta gruñó y, con un grito de rabia, golpeó la puerta con toda su fuerza. La puerta se deformó, pero no se rompió. En su interior, los androides 17 y 18 estaban despertando.
Finalmente, la puerta del laboratorio se abrió lentamente, y dos figuras emergieron de la oscuridad. El Androide 17, un joven con cabello negro y una mirada fría, caminó con calma, seguido por la Androide 18, una mujer rubia con una expresión serena pero letal. Ambos miraron a los guerreros Z con curiosidad, como si estuvieran evaluando a sus nuevas presas.
—Así que, ustedes son los que han venido a destruirnos —dijo el Androide 17 con una sonrisa torcida.
Vegeta no perdió tiempo. Se lanzó hacia ellos con toda su fuerza, pero el Androide 18 se movió con una velocidad increíble, bloqueando su ataque con facilidad. Vegeta, sorprendido por su habilidad, intensificó su ofensiva, pero ella esquivaba cada golpe con una calma casi insultante.
—¿Esto es todo lo que tienes? —se burló la Androide 18.
Vegeta gruñó y lanzó una poderosa ráfaga de energía, pero ella la desvió con una sola mano. La lucha se volvió más intensa, y Vegeta empezó a sentir el peso de la resistencia del Androide 18. Era fuerte, mucho más de lo que había anticipado.
Mientras tanto, el Androide 17 se enfrentaba a Piccolo, Tenshinhan y Gohan. A pesar de sus esfuerzos, ninguno de los guerreros Z parecía poder hacerle daño. Los androides eran más fuertes de lo que habían previsto, y empezaban a darse cuenta de que la advertencia de Trunks no era una exageración.
En medio de la batalla, un sonido de motor se escuchó en la distancia. Bulma apareció, acompañada por Trunks, quien había regresado al presente al sentir el peligro inminente. Ella se quedó a una distancia segura, observando con preocupación.
—¡Mamá, no deberías estar aquí! —gritó Trunks, transformándose en Super Saiyajin al instante.
—¡No podía quedarme de brazos cruzados! —respondió Bulma con determinación—. Si vamos a luchar, lo haremos juntos.
Vegeta, al ver a Trunks, se sintió dividido entre el orgullo y la frustración. No le gustaba la idea de que Bulma estuviera en peligro, pero sabía que no había forma de detenerla cuando se proponía algo.
Trunks se unió rápidamente a la lucha, atacando al Androide 17 con toda su fuerza, mientras Goku y los demás intentaban contener al Androide 18. Pero a pesar de sus esfuerzos combinados, los androides parecían tener la ventaja.
Vegeta, jadeando y cubierto de sudor, se apartó un momento del combate, su mente trabajando rápidamente. Tenía que pensar en algo diferente. No podían vencer a estos androides con pura fuerza.
—¡Piccolo, Kakarotto, escúchenme! —gritó Vegeta, tratando de mantener su calma—. No estamos luchando de manera inteligente. Tenemos que separarlos.
Goku asintió, dándose cuenta de lo que Vegeta planeaba.
—¡Es una buena idea, Vegeta! ¡Tienes razón, si los separamos, podemos enfrentarlos por separado!
El grupo rápidamente se reorganizó, creando una distracción para dividir a los androides. Gohan, Krillin y Tenshinhan atrajeron al Androide 17 hacia un lado, mientras Vegeta y Trunks concentraban sus ataques en la Androide 18. Piccolo y Goku se mantuvieron listos para intervenir donde fuera necesario.
La Androide 18 sonrió, disfrutando del desafío. Vegeta y Trunks atacaron al unísono, sus movimientos sincronizados. Aunque la Androide 18 seguía esquivando con facilidad, comenzaba a mostrar signos de esfuerzo.
—Interesante —comentó la Androide 18—. Parece que aún quedan algunas sorpresas.
Pero en medio del combate, Trunks sintió una punzada de incertidumbre. Sabía que, a pesar de su fuerza, los androides seguían teniendo la ventaja. La presencia de Bulma, aunque le daba valor, también le preocupaba. No quería que su madre, ni su padre, sufrieran.
Vegeta, percibiendo la duda en los movimientos de Trunks, le lanzó una mirada severa.
—¡No vaciles, Trunks! ¡Lucha como un verdadero Saiyajin!
Trunks asintió, cerrando el puño con más fuerza. Ambos intensificaron sus ataques, y por un momento, pareció que tenían a la Androide 18 a la defensiva.
Aunque la lucha continuaba, había una nueva determinación en los corazones de los guerreros Z. Sabían que este era solo el comienzo de una batalla más grande. La amenaza de los androides era real, pero también lo era su voluntad de proteger a aquellos que amaban.
Y en medio del caos, Vegeta, por primera vez, no solo luchaba por su orgullo. Luchaba por Bulma, por Trunks, y por algo que comenzaba a cambiar dentro de él.
Continuará...
fin del capítulo 12
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Nuestra Vida Juntos
FanfictionEn un mundo donde las batallas por la supervivencia del universo son parte de la vida diaria, el orgullo del príncipe Saiyan, Vegeta, se enfrenta al amor inesperado y el ingenio de la brillante científica Bulma. Esta historia narra el extraordinario...