1. Quiero ser tu amigo

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"Llegó tarde, llegó tarde, llegó muy tarde." Pensó otoño.

No era algo muy raro, pero ese día si que se había demorado más en arreglar su cabello ondulado para que se viera bien. Quizá la ráfaga de viento que lo golpeaba en la cara por la velocidad en la que corría, le esponjaría el cabello nuevamente.

🌼

Otoño, quiero decir, Samire. Samire llegó tarde otra vez.

No es un secreto para nadie de clase que pasa horas en el espejo intentando hacer que su cabello luzca bien. Yo creo que se ve genial de cualquier forma.

Días atrás me pidió mi libreta de Química para copiar algo, pero no me la regreso.

Me levanto de mi asiento antes de que comience la clase y voy al de él.

—Oto— Samire... —Comienzo. Soy un imbécil, ¿cómo me miraría si se me hubiera escapado decirle "otoño"?-. Te quedaste con mi libreta de esta clase.

El me mira atento a algo en mi cara, mis ojos. Pasa de uno en otro durante algunos segundos hasta que se da cuenta de lo que está haciendo.

—¡Ah, si! —Dice como si acabará de recordarlo— Toma.

Me pasa mi libreta y yo le doy las gracias.

Regreso a mi asiento confundido. ¿Por qué hizo eso?

Me tallo los ojos solo para asegurarme de no tener ninguna lagaña, pero no. No tengo nada.

¿Que ha sido eso?

[...]

Siempre agradezco que las clases terminen rápido. Estoy tan cansado que creo que podría dormir de largo todo el día.

Me despido de Lidia, mi única amiga aquí. Ella se queja mucho de que soy muy selectivo con las personas que me agradan, no pienso que tenga nada de malo. Pero ella quiere que haya más integrantes en nuestro pequeño grupo de dos personas.

Invierno pasa por mi lado y me saluda sin querer. Sé ruboriza cuando se da cuenta y se va corriendo.

Ethan es la única persona que su estación del año no concuerda con su apariencia.

Cuando entre aquí, pensaba que Invierno sería alguien muy alto —no importaba si era hombre o mujer—, con el cabello negro, piel muy clara y quizá tambien ojos azules, no como los mios, más claros.

Pero no, el invierno de aquí es muy diferente. Ethan es pelirrojo, su piel es blanca sí, pero tienes pecas por todas partes, no es muy alto y sus ojos son verdes oscuro. Además, usa unos lentes grandísimos y siempre parece que su mochila va a romperse de todo lo que lleva ahi dentro.

Camino solo por un rato más hasta que escucho a alguien llamarme.

Me giro para ver quién es y veo a Samire a unos metros de distancia mas lejos. Pero al ser tan alto, llega hasta mi en cuatro pasos.

Me he acostumbrado a mirar hacia abajo a las personas porque hablo mucho con Lidia. Y cuando hablo con Samire siempre está sentado, es por eso que ahora es raro tener que mirarlo hacia arriba.

No es que yo sea bajito, claro que no. Pero el tipo es enorme.

—Hola, Mark. —Me dice cuando llega a mi lado.

—Hola.

Comienzo a caminar y veo como el intenta igualar sus largos pasos a los míos más pequeños. Sonrío para mis adentros.

La nube roja sobre mi cabeza [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora