2. Ojos color cielo

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Otoño sabía que ahora no le agradaba al cielo. Que por eso sus tonos eran más rojizos cuando el llegaba. Pero el quería ver su color azul habitual, y haría lo que fuera por ello.

🌼

Supuse que Samire no volvería a hablarme al día siguiente. Y eso me entritecia.

Sé que, en primer lugar, fui yo quien lo alejó de mi. Pero estoy muy necesitado de vida social y Lidia no deja de regañarme desde que llegamos a clases.

No es una mala persona, al contrario. Da una calidez indescriptible al estar cerca de él. Tal vez sea porque no todos los días ves a una persona con los hoyuelos en las mejillas tan marcados que ni siquiera una leve sonrisa los puede ocultar. O quizá porque toda su aura grita "¡abrazame!".

Para mí, es toda la definición de otoño. Su cabello es ondulado, su piel es algo morena y sus ojos son ámbar. Es muy alto, demasiado alto. Quizá mide 1.90 o quizá un poco menos. Y sonríe muchísimo, en serio, si yo sonriera tanto como él me dolerían las mejillas al llegar a casa.

Pero, en realidad estaba completamente equivocado.

Samire me alcanzó nuevamente en la misma calle del día anterior.

—Hola.

—Hola... —Contesto desconcertado.

¿Que es lo que hace aquí?

El recuerdo me cae como un valde de agua fría.

«Tal vez mañana lleguemos hasta la otra esquina, ¿vale?»

¡Es cierto! ¿Acaso... Insinue sin querer que podría acompañarme?

—Hasta la otra esquina hoy, ¿cierto? —Me dice mirándome mientras caminamos. Yo no hago lo mismo. ¿Que tan incómodo sería?

Asiento cuando termina de hablar.

Es algo intimidante el hecho de que sea muchísimo más alto que yo. Al llegarle casi a los hombros, me siento como si fuera Lidia hablando conmigo. Guau, ¿así se siente ser más pequeño?

—Y... —Empieza Sam como buscando un tema de conversación. Aún me mira muy atento— ¿Cuál... Cuál es tu color favorito?

Lo miro de reojo.

Vamos, solo está intentando ser tu amigo.

—El rojo.

El sonríe con todos los dientes y aparecen los hoyuelos.

—El mío es el morado. —Ahora no me mira.

Es un lindo color, pero me parece extraño para ser "otoño". Siempre he visto a esta estación con colores más cálidos, no me esperaba para nada que fuera a decir ese color de todos los demás.

Aunque, bueno. Ya me ocurrió lo mismo con invierno.

Miro al suelo y me doy cuenta que, como ayer, el está intentando relentizar sus pasos para que vayan acorde con los míos.

Sonrío de forma inconsciente.

No es mi culpa ser tan pequeño comparado con el. Pero, no es necesario que lo haga. Fácilmente podría intentar acostumbrarme a sus largas zancadas.

—Quiza... ¿Banda favorita? —Menciona después de un largo silencio.

—¿Por qué quieres saber tanto de mi?

—Porque estoy ansioso de conocerte. —Responde inmediatamente después de que hablo.

Estoy tentado de cerrarme nuevamente y de no permitirle conocerme mas.

Hasta que vuelve a hablar y me hace sonreír:

—Y porque estamos a nada de llegar a la esquina.

Suelto un bufido.

Sleep token.

Me da la impresión de que se le iluminan los ojos.

—No, mejor Depeche mode Me arrepiento de mi decision—. O aún mejor Slipknot, o quizá...

El me mira divagar acerca de mis bandas favoritas y yo no me doy cuenta de que he estado hablando por un largo rato hasta que deja de caminar.

Lo miro confundido.

El sonríe y niega con la cabeza de forma sutil.

—Lo siento, pero hace un par de metros que pasamos la esquina de hoy. —Me dice señalando un punto detrás de él.

Me avergüenzo por no haberlo notado. Estaba tan concentrado hablando que no me di cuenta.

—Oh, sí..., es cierto. —Balbuceo.

El me regala otra sonrisa con hoyuelos.

—Bueno, mañana hay que llegar hasta la siguiente calle. —Dice él.

Me mira a los ojos como lo hizo el día anterior, cuando fui a pedirle mi libreta. Va intercambiando su vista de un ojo al otro y, por alguna razón, no puedo dejar de verlo.

—Si..., mañana. —Mi tono de voz es bajo cuando hablo.

—Bien, hasta mañana. —Dice y me hace una seña con la mano para despedirse.

Hago lo mismo de forma automática.

Lo veo alejarse y frunzo el ceño cuando me doy cuenta de que me he quedado parado como un imbécil.

Me doy un golpe mental y me doy la vuelta para seguir caminando a casa.

🌼

—Ya te lo había dicho, ese chico solo quiere ser tu amigo. —Me dice Lidia cuando termino de contarle lo que paso.

Ruedo los ojos. De tanto que me lo repite ya me ha quedado más que claro y se repite en mi cabeza como un disco rayado.

—Y una cosa más paso... —Trago saliva al pensar nuevamente en eso.

—¿Que sucedió?

—No es la primera vez que lo hace, pero cuando nos despedimos el me miró de una forma... —No encuentro las palabras—. Él..., creo que miraba mis ojos.

—Bueno, tienes unos ojos muy bonitos, Mark. Está claro.

—Si, pero tú no miras mis ojos de la forma en la que el los mira. Nadie lo ha hecho.

Colgamos un rato después y yo no puedo dejar de pensar en lo que hablamos.

No creo que sea normal que me mire así, pero no sé. Quizás en esta ocasión si tenía una basura en el ojo o una lagaña.

La nube roja sobre mi cabeza [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora