Otoño supuso que ese sería su color favorito. Pensó que le quedaba bien para ser un chico de ojos azules como el cielo. Pero aún así, se tomó el tiempo de hacerle algo de ese color y lo que hizo para el lo avergonzo un poco de no poder salir a comprarle algo mejor; un collar de estambre rojo con la figura pequeña de un corazón humano. Rojo, obviamente.
🌼
Quizá salir durante los últimos días con Samire me estaba volviendo loco. Porque no podía dejar de mirarlo entre clases.
Me mantenía paranoico recordar la forma en la que me miro ayer. ¿Por qué lo hacía? No es que me molestará, pero me había mantenido pensando toda la noche.
De alguna manera, su forma de mirarme me parecía tan hipnotizante. Y, carajo, debía de haber comenzado a enloquecer, porque durante todo el día la hoja de mi libreta se había quedado en blanco, solo con mi nombre escrito a medias.
Y me estaba poniendo nervioso la hora de salida.
Cuando por fin dieron el timbre de final de clases, tome mis cosas lo más rápido que pude y sali de ahí. Comencé a caminar más rápido, con la esperanza de que no pudiese encontrarme cuando llegara a la calle, pero me lleve una gran sorpresa cuando me lo encontré esperando en el mismo lugar del día anterior.
Vamos, ni siquiera podía fingir que no lo había visto o pasar de largo porque me había quedado anonadado viendolo.
Sus ojos se encuentran con los míos y me sonríe de esa forma en la que los hoyuelos lo hacen ver como un niño pequeño y tengo que apartar la vista para no hacerlo yo también.
Me acerco a paso lento queriendo que esto no comience.
¿Por qué me siento tan nervioso?
—Hola, te estaba esperando. —Me dice él en cuanto llegó a su lado.
—Ah, sí..., hola. —Balbuceo.
Lo miro. Se rasca la nuca y mira hacia otro lado.
Él..., ¿está nervioso también?
—Bueno, ¿por qué no empezamos a caminar?
Caigo en cuenta de que llevamos un rato parados sin hacer nada.
—¡Ah, sí! —Comienzo a caminar sin esperarlo. Eso ha sonado demasiado imbécil.
El no tarde en adelantarme en dos pasos y se pone de espaldas para caminar mientras me mira.
—¿Qué haces? —Lo miro confundido—. Podrías caer.
—Es más facil hablar contigo si te miro directamente a los ojos.
Parpadeo.
—Vale, pero si te caes no me eches la culpa.
—Oh, voy a echarte toda la culpa. —Sonrie.
¿Debería preguntar porqué?
Decido que, quizá, estaré más tranquilo sin escuchar una respuesta.
—Hablemos de algo distinto. —Comienza en él.
—¿Vas a hacerme preguntas otra vez?
—Si. —Responde inmediatamente.
Ruedo los ojos inconsciente y se me escapa una sonrisa.
—Bien, supongo.
El finge pensar por un momento y luego vuelve a mirar. Todo esto mientras sigue caminando de espaldas.
Entonces suelta una de las preguntas que más me cuesta contestar.
—¿Por qué siempre estás solo?

ESTÁS LEYENDO
La nube roja sobre mi cabeza [EN CURSO]
Short Story"Otoño siempre llega tarde a clase. Verano odia las reglas y siempre causa desorden. Primavera siempre está lista para ofrecerte su ayuda. Y Invierno siempre saluda a todos inconscientemente." Mark mira a las personas como si fueran las estaciones d...