4. Lo que obtuviste de mi

9 2 0
                                    

Otoño se sintió nervioso después de haberle dado aquel regalo. No era propio de él ser detallista, ni mucho menos. Sin embargo, había querido darle aquel colgante desde que había visto la figurita del corazón. Una forma de decirle que eso sería lo primero que había obtenido de él; su corazón. Aún que todavía no lo sabía.

🌼

Pero por supuesto que debía darle algo también. O al menos eso era lo que me había dicho Lidia.

¿Pero que iba a darle entonces?

No llevábamos nada "conociéndonos". Entre comillas porque apenas sabía su nombre y que su color favorito era el morado. Pero el ya me había regalado un colgante muy bonito que había hecho que ahora me sintiera con la responsabilidad de darle algo que también le gustará.

Era muy raro el como se había mostrado tan dispuesto a permanecer de mi lado aún cuando rechace su primer intento de amistad.

¿Ese tipo estaba realmente bien?

Lamentablemente, gracias a él, pasaría mi fin de semana recorriendo toda clase de tiendas solo para encontrar algo que regalarle.

[...]

—Sigo pensando que el peluche de hace un rato era perfecto.

—Claro que no. —Le repito por tercera vez a Lidia.

No sé muy bien que es lo que me detiene a comprarle aquel peluche que vimos hace un rato, pero me parece muy extraño.

—Pero es un regalo, solo comprale eso y vámonos. —Dice cansada. Ella no sirve para correr y odia caminar.

—Esas cosas se les regalan a los novios, ¿no? —Menciona malhumorado mientras veo el resto de las tiendas con la esperanza de encontrar algo mejor—. Ni siquiera somos amigos.

—¿Entonces porque estás haciendo todo esto?

Me detengo bruscamente y Lidia también. La miro desconcertado. Solo hasta que mi mirada se va a un punto detrás de ella.

Paso por su lado y camino hacia un puesto.

—¡Oye! —Me grita. Comienza a caminar detrás de mi—. ¿A dónde vas?

Me detengo frente a una pequeña mesa de muestras. Lidia se pone a mi lado y ahoga un grito de emoción. No es secreto para lidia el como pienso de las personas y ella está completamente enterada de que es Samire.

—Lo encontramos.

[...]

Me estaba poniendo de los nervios este lunes. Sobretodo cada vez que recordaba que tenía el regalo en el bolsillo izquierdo de mi pantalón.

¿Que mi corazón palpite de esta forma es normal? Porque estoy empezando a considerar padecer de algún problema cardíaco o algo así.

Por la mañana solo pude desear que hoy se le hiciera realmente tarde a Samire, pero aunque si se le hizo tarde, llegó.

El timbre de salida invade mis oídos.

Suspiro.

Ojala pudiese atrasar esto más tiempo.

Camino apresurado, casi corriendo. No quiero tener que encontrarlo. Dios, ojalá no le hubiese comprado nada. Realmente creo que debo dárselo.

Cuando no lo veo en el lugar de siempre suelto un suspiro de alivio. Camino más lento y tranquilo.

¿Será que hoy es mi día de suerte?

—¡Mark!

Frunzo el ceño y me detengo. Carajo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 14, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La nube roja sobre mi cabeza [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora