En una pequeña ciudad costera, donde el océano se funde con el horizonte, vivía Ari, una joven soñadora con un amor por el arte. Siempre había encontrado refugio en el estudio de pintura de su abuelo, quien le enseñó a ver la belleza en cada rincón del mundo. Cada mañana, Ari se despertaba con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas, deseando que cada día fuera una nueva oportunidad para crear algo hermoso.
Por otra parte, Rivers era una música introvertida que llevaba años trabajando en su primer álbum. Su vida se movía entre acordes y melodías, pero su corazón latía en un compás diferente. Ella no era de la costa, sino de una ciudad bulliciosa, donde los sueños a menudo se perdían en el ruido. Sin embargo, una serie de eventos la llevaron a la pequeña ciudad, buscando inspiración y un respiro de su vida habitual.