reencuentro

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Casi un año después, Ari decidió que era hora de no rendirse. Una exposición de arte en la ciudad de Rivers se acercaba, y ella sentía que debía estar allí, que su amor merecía un esfuerzo. Con el corazón latiendo con fuerza, viajó a la ciudad, llevando consigo una pintura que representaba lo que había significado para ella ese tiempo juntos: un océano de emociones y un cielo lleno de posibilidades.

La exposición fue un éxito, y Ari se sintió más viva que nunca al ver a Rivers entre la multitud. Sus ojos se encontraron y, en ese momento, el mundo volvió a cobrar sentido. Se abrazaron con fuerza, como si el tiempo y la distancia nunca hubieran existido. Su amor, como una melodía en crescendo, volvió a llenarlos de energía.

Destinos Entrelazados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora