Conducía mi Jeep por las calles de la ciudad, el viento volaba mi pelo mientras escuchaba mi canción favorita. Al llegar apague la radio y con mi tabla de surf debajo del brazo camine por la arena hasta la playa mas transitada de esta parte de la isla.
A pesar de la cantidad de gente que venia a esta playa, supongo por ser la mas cercana a la ciudad Norte y de fácil acceso para los turistas. Se seguía conservando la limpieza del lugar con la intención de no contaminar y que la playa se siga viendo igual de bonita.
Salude a uno de los salva vidas que se encontraban en la playa siempre y fui derecho hacia el mar, hoy había unas olas espectaculares.
Me quede en bikini y me adentre en el mar con mi tabla.
Estuve un rato surfeando, pero no conseguía una ola como quería, asique espere un rato recostada en la tabla.
Después de unos minutos divise mi ola, acostada sobre la tabla nade hasta ella y al formarse, me puse de pie sobre la tabla desplazando mi tabla a través de la pared de la ola, manteniendo el equilibrio sobre la tabla logre salir con éxito bajando de la tabla ya cerca de la orilla.
Agarrando mi tabla camine hasta la arena para descansar un rato y tomar algo de sol.
Me acerque hasta donde había dejado mis cosas. Extendí mi toalla, me senté encima y comencé a aplicarme el bloqueador.
Ya había bajado un poco el sol pero todavía estaba bastante fuerte, después de tantas semanas de no pisar la playa entre el viaje y el trabajo comenzaba a perder mi bronceado.
La arena que se pega en mis pies, el sol que quema la piel, el ruido de las olas y el olor del bloqueador. Extrañaba esto.
Por un momento sentí que caí en un profundo y cálido sueño. Presa de la calma me quede recostada por un buen rato.
Sentí una presencia detrás de mi, abrí un ojo mirando hacia atrás y vi a Kalea.
Me levante para saludarla.
—Hola Sele, lamento interrumpir tu siesta.
—No te preocupes, solo tomaba sol— dije dándole un beso en la mejilla.
Nos sentamos en la arena y miramos el mar por un buen rato en silencio.
—¿Cómo estas?— me pregunto clavándome la mirada.
Cuando me lo preguntaba de esa manera yo entendía que era con la intención de desahogarnos juntas y no de solo decirle "estoy bien". Siempre me lo dice cuando le doy esa respuesta y no le cuento mas en profundidad como sea que me sentí hoy.
A veces me molestaba, solo quería tragarme todo lo que me pasa y abstenerme al silencio. Pero en el fondo pienso que quizás deberíamos mas seguido preguntarnos profundamente como estamos hoy, que sentimos ahora.
—No se— solté sin mas con la mirada perdida en el reflejo del sol que de a poco comenzaba a acercarse al océano reflejando en este su brillo.
Nos quedamos en silencio, un silencio calmado, incognito.
—¿Paso algo?.
—Es como si cavara un pozo, enterrara ahí todo lo que me atormenta y lo tapara con tierra— explique metafóricamente para poder ponerlo en palabras, me miro extrañada— Esta todo bajo tierra, no lo ves, quedo atrás. Pero aun así, llevas el peso de todo eso que a pesar de enterrarlo vive en tu memoria y vivirá para siempre.
—Entiendo. Quizás a veces es bueno desenterrar lo que atormenta, enfrentar aquello que nos da miedo. Taparlo con tierra no va a hacer que desaparezca— dijo siguiéndome el hilo de la metáfora.
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La marea que nos une
Teen FictionLa fuerza que tuvo ella al estar al borde de perderlo todo es la misma que la motiva a seguir a pesar de su secreto. Ella ama la isla en la que creció pero, la tormenta de su pasado agita esa tranquilidad que siempre tuvo y que se le arrebató, llev...