La Ola del Rejuvenecimiento había desatado un caos sin precedentes, transformando al mundo en un escenario surrealista. A medida que los efectos de la ola se extendían, la mayoría de los afectados se convirtieron en bebés o niños pequeños, mientras que los adultos mayores y ancianos se rejuvenecían a edades más jóvenes, pero sin perder la consciencia. Sin embargo, los que retrocedieron físicamente a edades infantiles, enfrentaron una regresión mental instantánea que los llevó a comportarse como bebés y niños. A continuación, exploramos cómo se desarrollaron las situaciones en diferentes entornos.
La Oficina de Santiago
Santiago, que había pasado de ser un hombre de 50 años a un niño de 10, trataba de organizar el caos en su oficina. Sus intentos eran en vano, ya que la mayoría de los empleados se habían convertido en bebés de entre 2 y 5 años, mostrando comportamientos completamente infantiles. Los más jóvenes, como Clara, de 23 años transformada en una niña de 5, caminaban tambaleándose por el lugar con pantalones que arrastraban por el suelo, balbuceando y jugando con los objetos de oficina.
“¡Mira, soy una estrella!” exclamaba Clara, mientras intentaba hacer girar una silla de oficina, pero terminaba cayendo al suelo con un grito de risa.
Un pequeño llamado Diego, que solía ser un joven de 19 años, estaba en el suelo, tratando de montar una silla de oficina como si fuera una nave espacial, mientras su ropa, que ahora le quedaba enorme, se caía de su cuerpo.
“¡Cuidado, cuidado!” gritaba Santiago con voz de niño, tratando de calmar a los pequeños, pero sus esfuerzos solo provocaban más risas y desorden. En medio del caos, un grupo de bebés estaba haciendo una torre con papeles y archivadores, mientras otros se chupaban el dedo pulgar o se aferraban a los pantalones de Santiago.
Una anciana que había recuperado la apariencia de una mujer de 30 años estaba intentando cuidar a su nieto convertido en un bebé de 2 años. El niño, con el pañal sucio y las ropas arrugadas, lloraba sin parar mientras ella intentaba cambiarlo con torpeza.
La Escuela de Primaria de Eliana
En la escuela primaria, el caos era aún más evidente. Los niños que antes eran adolescentes y adultos ahora se comportaban como bebés y niños pequeños. Eliana, una maestra que había sido transformada en una niña de 7 años, caminaba por los pasillos, observando el desorden con una mezcla de confusión y diversión.
“¡No quiero, no quiero!” lloraba Laura, convertida en una niña de 5 años, mientras se aferraba a las piernas de su madre que también se había convertido en una niña pequeña. Sus berrinches resonaban en los pasillos mientras los demás niños jugaban y corrían sin rumbo fijo.
En un aula, los pupitres estaban llenos de pequeños de entre 2 y 5 años que jugaban y se reían. Uno de ellos, llamado Alex, estaba sentado en el suelo, tratando de apilar bloques de construcción pero terminaba lanzándolos por todas partes. “¡No, no!” decía Alex con una mezcla de frustración y risa, mientras sus compañeros, algunos con pañales visibles y otros con ropa grande, hacían lo mismo.
La directora, transformada en una niña de 10 años, estaba en su oficina, rodeada de juguetes y papeles. Intentaba gestionar el caos, pero su voz era ininteligible entre los llantos y risas. “¡Todo está bien!” decía en un tono infantil, pero sus esfuerzos no lograban calmar a los pequeños.
El Hospital de Ana
En el hospital, la transformación era igualmente abrumadora. Ana, ahora una niña de 3 años, gateaba por los pasillos, tratando de ayudar a los pacientes, pero su tamaño y habilidades eran limitados. Los pacientes, que ahora eran niños de diferentes edades, estaban igualmente desconcertados.
Una pequeña llamada Sofía, que había sido una joven de 25 años, lloraba mientras intentaba cambiarse el pañal en una sala de emergencias. Sus movimientos eran torpes, y el pañal, que le quedaba grande, caía constantemente mientras ella intentaba colocárselo.
En la sala de espera, una anciana rejuvenecida a los 30 años trataba de calmar a su nieto convertido en un bebé de 2 años. “¡Calma, calma!” decía con ternura, mientras el niño lloraba y se chupaba el pie. La abuela intentaba cambiarle el pañal en medio de lágrimas y berrinches, pero su habilidad era limitada.
La Calle Principal
En las calles principales, el caos se extendía. Los adultos rejuvenecidos a edades juveniles trataban de ayudar, pero la situación era caótica. Los niños y bebés corrían por las aceras, mientras sus ropas caían de sus cuerpos y los pañales se mostraban a la vista.
Un pequeño de 4 años, antes un adulto de 30, estaba parado en medio de la calle, llorando y sin ropa. “¡Ayuda! ¡Ayuda!” gritaba, mientras los transeúntes, ahora jóvenes y adultos rejuvenecidos, trataban de consolarlo.
En un restaurante cercano, los camareros transformados en adolescentes intentaban mantener el orden, pero los clientes, que ahora eran niños pequeños, se reían, derramaban comida y bebida, y jugaban con los utensilios. Un niño de 3 años estaba sentado en una mesa, lanzando el contenido de su vaso de entrenamiento por el aire y riendo mientras su ropa, enorme para su pequeño cuerpo, se enredaba.
La Guardería de Mónica
La guardería, que antes era un lugar organizado y controlado, se había convertido en un lugar de caos total. Los encargados, ahora transformados en pequeños de 3 a 5 años, corrían por el lugar con sus camisas y pantalones grandes. Mónica, una joven de 28 años transformada en una niña de 4 años, trataba de organizar a los pequeños, pero su capacidad para hacerlo era limitada.
“¡No! ¡No! ¡Devuélveme eso!” gritaba Mónica, mientras intentaba recuperar un juguete de un grupo de niños que estaban jugando en el suelo. Uno de ellos, llamado Luis, de 2 años, estaba sentado en el suelo, chupándose el dedo y sonriendo mientras otros niños derramaban bloques de construcción por toda la sala.
Las niñeras, ahora también transformadas en niños pequeños, estaban sentadas en el suelo, jugando con juguetes y no podían mantener el orden. “¡Vamos a jugar!” decía una de ellas, mientras otra se sentaba en un rincón, llorando y chupándose el pie.
En la zona de cambios de pañales, los pequeños se movían y se revolcaban sin vergüenza, mientras sus pañales se llenaban y sus ropas quedaban enredadas. Una niñera, transformada en una niña de 5 años, intentaba cambiar a uno de los bebés, pero el pañal le quedaba grande y el bebé lloraba mientras se movía inquieto.
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La Ola del Rejuvenecimiento
FanfictionUna misteriosa ola mágica recorre el mundo entero, transformando a las personas más jóvenes en bebés y rejuveneciendo a los mayores. Mientras algunos retroceden física y mentalmente de inmediato, otros, como Natalia, mantienen su mente intacta en un...