Capitulo 11

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Un espeso manto de niebla se extendió durante la noche y se asentó sobre la península olímpica, absorbiendo los escasos rayos de luz que lograban penetrar la capa de nubes. El velo de niebla proyectaba una sombra premonitoria hasta donde alcanzaba la vista.

Supongo que hoy será un día deprimente. No tengo ni un respiro, ¿verdad?, refunfuñó Bella mientras resoplaba y se deslizaba por el denso bosque.

Lógicamente, sabía que no debía sorprenderse por la tristeza -después de todo, era invierno en Washington-, pero el tiempo sombrío la afectaba especialmente hoy. Era como si la Madre Naturaleza percibiera su aprensión y jugara con ella, encerrándola y cortándole todas las vías de escape.

"Rosalie, si puedes oírme, ¡me estoy arrepintiendo de seguir tu consejo!" Gritó a la espesa pared de niebla y vegetación.

La sugerencia de Rosalie de volver al lugar que más significado tenía para ella como una especie de ejercicio de "cortar lazos" le había parecido una buena idea en aquel momento; incluso poética. En realidad, vagar sin rumbo por el bosque -especialmente para una persona tan propensa a los accidentes y reacia al ejercicio como Bella- era una idea horrible. Por desgracia para Bella, su yo del pasado se había centrado tanto en el objetivo final que no se había dado cuenta de lo que supondría "llegar hasta allí"; un descuido que ahora estaba pagando muy caro.

En su defensa, Rose se había ofrecido a acompañarla, pero Bella quería hacerlo sola; una conquista simbólica de su Everest personal. La pareja discutió durante varios minutos, ambas con puntos de vista válidos sobre la mesa.

Al final, llegaron a un acuerdo que les convenía a ambas. Rosalie mantendría las distancias para que Bella pudiera disfrutar de su intimidad, pero estaría lo bastante cerca como para ayudarla si la situación lo requería.

Aparte de tener a alguien con quien hablar, que Rosalie la acompañara no habría supuesto una gran diferencia a la hora de ayudarla a llegar a su destino. La rubia no tenía ni idea de dónde estaba el prado de Edward y Bella sólo tenía una idea general de hacia dónde se dirigía.

"Montaña arriba, fuera del banco de nubes" no era precisamente un lugar muy conocido en el mapa.

La mente de Bella empezó a divagar mientras avanzaba, tratando de distraerse del creciente calambre en la pantorrilla.

"Realmente no sé por dónde empezar..."

"¿Por qué no lo intentas desde el principio?"

"De acuerdo." Bella hizo una pausa para respirar hondo, haciendo memoria. "Era un lunes lúgubre; llovía, por supuesto. Acababa de mudarme de Phoenix y me sentía nostálgica y perdida, tanto literal como existencialmente. Me sentía abrumada por la nueva escuela y me preguntaba si había tomado la decisión correcta al mudarme a Forks, especialmente con Mike y Eric compitiendo por mi atención como si yo fuera un juguete nuevo y brillante."

"A la hora de comer, las cosas empezaban a estabilizarse y por fin me estaba orientando. Entonces entraron en la cafetería cinco de las personas más increíblemente hermosas que jamás había visto y todo volvió a ponerse patas arriba. Pensé que eran ángeles, o como el elenco de la última serie de CW que se perdió y terminó aquí por accidente. Me enamoré al instante y por completo".

"Ciertamente nos observaste muy de cerca. A unos más que a otros".

"Bueno, duh, ¿cómo podría no hacerlo? Quiero decir, tienes un espejo. Y sabes el efecto que tienes en los humanos". Bella respondió, ganándose un divertido tirón de labios. "Una semana más tarde, Edward empezó a hablarme cuando volvió de su desaparición. La verdad es que al principio me enojaba con sus cambios de humor y sus mensajes crípticos, pero también me gustaba que me prestara atención. Y lo admito, en parte era un poco mezquino de mi parte, porque conseguía que Jessica se enfadara."

Falling Slowly | RosellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora