9

62 3 5
                                    

Al entrar la casa está en total silencio y hasta parecería que nadie vive ahí.
Sube apresuradamente las escaleras, llega hasta el cuarto y se encuentra con una de las peores escenas que pudo ver.

Kageyama con la cara demacrada, aún más bajo de peso de lo que ya se encontraba, no se había cambiado de ropa y la televisión reproducía una película que no reconoce. Sus brazos tenían severos cortes, unos más recientes que otros y una navaja a lado suyo. Estaba dormido, con sus piernas enredadas en las sábanas.

No tuvo que ver más para correr dentro del cuarto y apresurarse para verlo y asegurarse que dentro de lo que cabe está bien.

Kageyama despierta totalmente confundido cuando una manos grandes y cálidas lo mueven bruscamente para despertarlo.
Sus ojos cansados y rojos intentan distinguir la figura frente a el.

—¿Tsuki?— Pregunta pues cree que es una alucinación lo que esta viendo y sintiendo.

—¡Tobio!— con lágrimas en los ojos lo abraza y lo besa. —Perdóname de verdad, nunca volverá a pasar, de verdad perdóname—

Kageyama sonríe y lo besa.

Claro, eso hubiera pasado en un universo alterno.

Si él siguiera vivo.

Si el hubiera dejado su orgullo de lado.

Si hubiera hecho lo posible por ayudarlo.

Pero no existe el hubiera, solo el presente.

Sus ojos cansados y rojos de tanto llorar decorados con dos bolsas grisaceas a causa del insomnio observan como la gran caja de madera hecha de roble baja poco a poco por el orificio en la tierra.

Con cada pala de polvo su corazón se retuerce de dolor y a pesar de que ya no le queden lagrimas vuelve a llorar una y otra vez repasando todas las cosas que si hubiera podido, hubiera cambiado.
Una vez colocan la placa no hay vuelta atrás, el nunca volverá a ser el mismo, nunca volverá a sentirse completo.

El dolor que le invade en ese momento no se compara con nada que haya sentido.
Dejo que el amor de su vida se hundiera en su depresión y enrrollara la soga de tanto dolor.
Por fin sabe por lo que pasó su novio, aunque sea demasiado tarde lo entiende.

Observa por última vez la tumba antes de marcharse, nunca volverá a verlo, nunca más su sonrisa hermosa se verá, nunca acariciara esa piel tersa de vuelta,nunca más escuchará su voz gruesa y atractiva al hablar de voleibol, nunca volverá a jugar a su lado.
Su vida se había acabado también con la de Kageyama, sin saber había comenzado a amarlo en un nivel profundo y real, incluso más de lo que él creía posible.

﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏

Al llegar a su casa, su madre y su hermano le dan su espacio, saben lo mal que se encuentra y deciden no interferir en su duelo. Les agradece eso.

En su cuarto coloca el seguro y la música suena a tope, realmente no le pone atención. Solo necesita un ruido de fondo para no sentirse tan solo.

Duele.

A cada minuto se lamenta más y más y las lágrimas brotan sin parar.

No sabe que hacer, su cuerpo se siente dormido y debilitado, como si con solo levantarse de la cama fuera a caerse.

No puede parar de recordar todos los momentos con Kageyama desde que lo conoció hasta ahora.

Recuerda ese detalle, ese pequeño momento. Ese regalo que le dio debajo de las flores de cerezo.

Comienza a tener la voluntad de levantarse de la cama hasta llegar al escritorio.

Rebusca en un cajón en donde encuentra la bolsita que había olvidado abrir. Al quitar la cinta y vaciar el contenido caen de ahí una pulsera azul y una carta.

"Pensé  en ti cuando vi esta pulsera, venía en conjunto con una amarilla y decidí comprarlas, así nos representa a ambos (yo azul, tu amarillo). Yo siempre tengo un pedazo de ti y tu de mi.

Hay cartas para ti por toda mi casa, se que cuando recuerdes este regalo y lo abras tal vez pienses que es muy tarde, pero no importa, de verdad que no.

Tsukishima Kei, te amo con todo mi corazón"

Su primer impulso es correr a buscar esas cartas que menciona y aunque su madre y su hermano intenten detenerlo no lo logran.

Le falta el aliento mientras corre, las lágrimas se secaron hace rato.

Llega a la casa y abre, como esperaba, los padres de Kageyama no se tomaron el tiempo ni de visitar el lugar.

Sube el cuarto mientras las imágenes pasan por su cabeza, la respiración se le corta y su garganta se cierra pero no puede seguir siendo un cobarde.

Primero entra al cuarto de Kageyama, aún desordenado y con todas sus cosas como las dejó.
Recuerda un cajón que nunca abrió ni tocó para nada, Tobio siempre cuidaba que no se acercara a ese mueble en específico.

Ahí debía haber alguna carta.

Abre el primer cajón y encuentra navajas, papeles con lo que supone que es sangre y muchas otras cosas del estilo, al final de ese cajón encuentra una cajita.

La abre inmediatamente y encuentra cuatro cartas apiladas de menor a mayor, cada una numerada del 2-4.

Antes de irse observa en la cama un hijo amarillo y lo toma. La pulsera.
La guarda en la caja de su pantalón y corre de vuelta a su casa.

Debe leer todo o nunca más estará tranquilo.

﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏

Holaa

Perdón por tardar un poco más de lo normal en actualizar, entre la escuela y el descanso casi no me da tiempo de escribir algo de calidad.

Yo calculo que quedan entre 4 y 5 capitulos más.

En fin, gracias por leer!

Att: Haru

Enemies? || TsukikageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora