Nami

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- Seis años antes de que Luffy zarpara -


Nami dejó Cocoyashi por primera vez cuando tenía doce años. Estuvo fuera durante dos meses y regresó en plena noche. Nojiko lo sabía, porque la despertó el sonido de su hermana desplomándose en medio del suelo de la sala de estar.

¿Nami? —exclamó Nojiko, corriendo hacia su cuerpo caído.

—Hola, hermana —dijo Nami débilmente—. ¿Cómo has estado?

—Estás herida —dijo Nojiko, tocando una venda sucia que envolvía su brazo. Al ver los ojos vidriosos de Nami, Nojiko tocó su frente con el dorso de la mano—. Y tienes fiebre. Voy a buscar al médico.

—¡No! —Nami agarró la muñeca de Nojiko con una fuerza desesperada—. Aún no. Necesito... necesito esconderla primero.

—¿Esconder qué? Nami, lo que dices no tiene sentido.

—Mi... bolsa —murmuró Nami—. Escóndela con el resto.

Confundida y asustada por lo que encontraría, Nojiko abrió la bolsa al lado de su hermana. Estaba llena a rebosar de dinero, más del que Nojiko había visto en toda su vida, y la visión casi la hizo vomitar.

—¿De dónde sacaste esto? —susurró Nojiko.

—No importa. Solo escóndelo. Por favor. Eres la única en la que confío.

Nojiko miró el dinero y luego a su hermana. Nami necesitaba un médico y no aceptaría tratamiento hasta que aquello estuviera resuelto.

—Maldita sea —dijo Nojiko, corriendo afuera hacia el lugar donde sabía que Nami guardaba su tesoro. Desenterró una simple caja de madera y arrojó la bolsa dentro lo más rápido que pudo.

Aún estaba terriblemente vacía. Nami podría pasar toda su vida intentando llenar esa maldita caja y nunca tener éxito.

—Maldita sea —repitió Nojiko en voz baja, sintiendo cómo la desesperanza la invadía. Nami se había impuesto una tarea imposible, y se mataría intentando cumplirla. ¿Y para qué? No era como si Arlong los fuese a dejar libres alguna vez.

En una realidad, Nojiko esperó diez años mientras Nami reunía dolorosamente cien millones de berries. Pero en esta realidad, la noche en que se enfrentó cara a cara con lo que su hermana estaba intentando hacer, algo dentro de ella cambió.

Nami no podía seguir así. No sabía cómo ni cuándo, pero Nojiko encontraría la forma de salvar a su hermana, o moriría en el intento. Al cerrar la tapa y enterrar el dinero bajo los árboles de mandarinas de su madre, tomó una decisión. No dejaría que su hermana llevara esa carga sola.

Por la falta de un clavo [Mugiwaras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora