El Azul Océano De Sus Ojos (Jujutsu KAISEN)

Capítulo 7 : Tu plan

Satoru no celebra su cumpleaños.

Su clan lo celebró, pero no lo celebraron por Satoru, sino por el poseedor de los Seis Ojos. Después de pasar un día entero vistiendo ropas acartonadas y hablando con ancianos durante catorce años, Satoru pensó que los cumpleaños eran simplemente tediosos en general.

No esperaba despertarse con una sorpresa.

- ¡Mira! ¡Lo hicimos Suguru y yo! Bueno, más que nada Suguru. Pero te serví miel, eso cuenta, ¿no? Si dices que no, probablemente te la estrelle en la cara.

La cocina estaba cálida. Riko casi le metió un plato lleno de panqueques en los vasos con su entusiasmo. Suguru estaba de pie frente a la estufa, con un delantal gris oscuro y friendo tocino en cubitos. Incluso Ieiri estaba allí, bebiendo su café.

Ella le asintió con la cabeza - Buenos días, cumpleañero.

Satoru estaba un poco aturdido, pero se sentó y tomó el plato de Riko. Los panqueques estaban un poco quemados y torcidos, empapados en una alarmante cantidad de miel. Había una frase "Feliz cumpleaños" escrita con letras temblorosas y chocolate. Probablemente era el panqueque más feo que Satoru había visto en su vida.

Fue perfecto.

Desayunaron juntos y Suguru lo presionó para que lavara los platos. Dos platos rotos y una ducha después, fueron a la sala de juegos de la ciudad. Jugaron. Satoru ganó todos los juegos, por supuesto. Bueno, Riko lo venció en un juego de disparos, pero hizo trampa, así que eso no contó.

Ieiri decidió invitar a sus Kouhais a comer comida rápida barata, pero aun así se las arreglaron para pedir papas fritas y alitas de pollo por un valor de veinte mil yenes. El Senpai los miró con vehemencia. Riko también pidió un sombrero de fiesta para que lo usara Satoru. Era pésimo, pero se lo puso. El grupo de cuatro era tan ruidoso que el personal casi los echó.

Entonces, Riko sugirió ir a una pista de patinaje al aire libre.

- Amanai-Chan es diferente, ¿no? - Ieiri preguntó en voz baja, mientras observaba a Riko contarle a Suguru con entusiasmo sobre un pato en particular al que le gustaba deslizarse en un estanque congelado en su escuela anterior. Sus brazos se movían de un lado a otro. Su risa era alegre.

- …Sí.

Los que nacieron en el mundo de los brujos tendían a ser impasibles ante la vida. Era inevitable, en realidad, con los ojos que podían ver el rostro monstruoso de la humanidad. Una maldición. Y cómo renacía una y otra vez con la crueldad de este mundo, sin fin. 

Con Seis Ojos, Satoru vio aún más.

Pero Riko siguió buscando obstinadamente hasta que encontró bondad en todo, hasta que pudo reír y llorar. Hasta que fue humana, llena de esperanza y de error, no una herramienta para usar y tirar.

- Es bueno que tú y Geto también la tengan como compañera de clase. Una persona sensata que equilibre las cosas. Ustedes dos eran unos mocosos tan rencorosos que me sorprendió que no se mataran entre sí.  

- ¿Ja? ¿A quién llamas mocoso? ¡Tenemos la misma edad!.

- Y yo soy tu Senpai.

Como Satoru nació en diciembre, su padre había decidido retrasar su educación un año. Maldita sea, la rabieta que montó al enterarse de la decisión fue legendaria, sus sirvientes tuvieron que reconstruir todo el muro oriental de su finca.