|Capítulo 5: Deja vú|

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Para Lucy solo había dos opciones: 1) Gael era un mentiroso que solo estaba molestándola por culpa de Aaron, o 2) todo lo que decía era cierto

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Para Lucy solo había dos opciones: 1) Gael era un mentiroso que solo estaba molestándola por culpa de Aaron, o 2) todo lo que decía era cierto.

Lucy dejó de garabatear en su cuaderno de matemáticas. Estaba en casa, su jornada laboral había terminado y su padre aún no llegaba. Allí, sola en su habitación, se sentía más aislada que nunca. No tenía a nadie con quien compartir lo que le pasaba. Su madre se reiría de ella y su padre se preocuparía por su salud mental. Además, no tenía amigos cercanos; Tessa era con quien mejor se llevaba en su nuevo círculo social, pero su relación no era lo suficientemente cercana.

Tomó aliento y reunió fuerzas para hacer lo que llevaba un rato esperando. Miró hacia la esquina de su habitación y se asustó al ver el agujero negro, el mismo que había visto esa mañana con Gael. Rápidamente apartó la mirada y se enfocó en la pared, tratando de fingir que nada había pasado.

«¿Qué significa eso?» pensó. Si de algo estaba segura, era de que mañana volvería a interrogar a Gael.

CLICK

«Ay no, otra vez».

Lucy miró a su alrededor; estaba en el colegio, con la mochila en la espalda y uno que otro estudiante merodeando por los pasillos. Sabía que estaba en escena porque no podía detenerse. Bajó la cabeza al notar que varios estudiantes se volteaban a mirarla.

«Como siempre, el centro de atención».

Casi quiso llorar cuando se encontró frente a la puerta del baño y comenzó a girar la manilla. Sabía que cualquier situación que involucrara un baño solo traería problemas; ya le había pasado antes.

Con algo de frustración, se dio cuenta de que estaba sola. Sus pies la llevaron automáticamente hacia el lavamanos, donde se miró al espejo durante varios segundos. Llevaba un poco de maquillaje en los ojos y los labios brillaban, pero no recordaba haberse puesto nada. La puerta no tardó en abrirse, y a través del reflejo del baño las vio. Ashley Cooper apareció como si la estuvieran esperando. Se cruzó de brazos, al igual que sus amigas que la seguían, y se acercó a Lucy, que se encorvó.

«Levanta la cabeza, estúpida, se dijo a sí misma». No es momento de acobardarse.

—Pero, ¿qué tenemos aquí...? —dijo Ashley con una sonrisa.

Lucy la miró a los ojos, sorprendida por lo imponente que era Ashley de cerca. No tenía dudas de que era una chica muy hermosa: su cabello rubio pálido caía en rizos perfectos que parecían naturales, dándole un aire despreocupado, pero cuidadosamente trabajado. Sus labios estaban pintados de un rojo suave que contrastaba con su piel clara, y sus ojos, de un azul intenso, parecían evaluarla con una mezcla de diversión y desprecio. No era demasiado alta, pero tampoco baja. De hecho, pensó por un momento que, si Ashley se quitaba los tacones, estarían exactamente a la misma altura.

«¿Por qué una chica tan guapa, que debe tener el mundo a sus pies, está tan obsesionada conmigo?». La pregunta la atormentaba cada vez que Ashley aparecía con sus comentarios mordaces.

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⏰ Última actualización: Sep 15 ⏰

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