Capítulo 4: La Amenaza Inminente

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El sonido del aire silbando en sus oídos mientras Metro cruzaba el cielo de Xandar era lo único que lo mantenía en el presente. En menos de un minuto, había llegado al cuartel general del Nova Corps, donde el ambiente era tenso y caótico. Las alarmas resonaban en todo el edificio, y los soldados corrían de un lado a otro preparando las defensas.

Metro aterrizó suavemente frente a la entrada principal, donde lo esperaba Rhoman Dey, su expresión más sombría de lo habitual.

—¿Qué sucede? —preguntó Metro sin rodeos.

Rhoman le lanzó una mirada seria mientras se dirigían al centro de mando.

—Tenemos un problema grave —respondió mientras ambos caminaban rápidamente por los pasillos iluminados—. Una flota pirata ha sido detectada acercándose a nuestro sistema. Son notorios por atacar mundos desprevenidos y robar tecnología avanzada. No suelen apuntar a un planeta bien defendido como Xandar, pero esta vez parece que están desesperados. Y hay algo más…

Metro frunció el ceño mientras subían a una sala con enormes pantallas holográficas que mostraban la situación espacial en tiempo real. Una flotilla de naves, mucho más grandes y mejor equipadas de lo que se esperaría de piratas espaciales comunes, se acercaba peligrosamente a Xandar.

—Esas naves no son simples piratas —comentó Metro, observando los datos de los sensores—. ¿Quién está detrás de esto?

Rhoman intercambió una mirada con los otros oficiales en la sala antes de hablar.

—Creemos que podrían estar trabajando con una facción disidente de los Kree. Sabemos que algunos de ellos buscan armas o tecnologías avanzadas para ganar ventaja en sus conflictos internos. Y Xandar, como bien sabes, tiene mucho de eso.

Metro asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. Los Kree eran una raza poderosa, con una historia de conflictos y expansiones militares. Cualquier cosa que tuviera que ver con ellos significaba un enfrentamiento peligroso.

—Entonces, ¿qué hacemos? —preguntó Metro, mirando a Rhoman y al resto del consejo militar que ahora lo veía como parte del equipo.

Rhoman se acercó a la mesa central y activó un mapa holográfico que mostraba las posiciones de las fuerzas xandarianas y la aproximación de la flota enemiga.

—Vamos a desplegar nuestras naves y activar los escudos planetarios, pero aún no sabemos cuántas fuerzas tienen ni qué clase de tecnología están usando. Podrían intentar un ataque directo o una infiltración. Por eso te necesitamos, Metro. —Rhoman lo miró directamente—. Tu velocidad y poder pueden ser claves para neutralizar las amenazas antes de que lleguen a la superficie. Si podemos evitar que aterricen, Xandar estará a salvo.

Metro asintió de inmediato. Sabía que su tarea sería peligrosa, pero eso no lo preocupaba. Ya había entrenado para este tipo de situaciones, y ahora era el momento de poner todo a prueba.

—Díganme a dónde debo ir —respondió con confianza.

Minutos después, Metro estaba en el espacio exterior, flotando entre las estrellas mientras observaba la flota enemiga acercarse. El vacío del cosmos lo envolvía, y a pesar de la inmensidad que lo rodeaba, su mente estaba completamente concentrada en la tarea.

Las naves xandarianas habían salido a su encuentro, formando una línea defensiva entre la flotilla pirata y el planeta. Desde su posición, Metro podía ver cómo las naves enemigas comenzaban a desplegar pequeñas cápsulas que se dirigían hacia la atmósfera de Xandar. Sabía que esas cápsulas no llevaban regalos.

Sin perder tiempo, Metro activó su súper velocidad, convirtiéndose en un destello plateado que se movía a través del espacio. A medida que se acercaba a una de las cápsulas, extendió una mano y la destrozó con facilidad, desintegrando su contenido antes de que pudiera llegar al planeta. Pero más cápsulas seguían cayendo.

—No lo harán tan fácil —murmuró para sí mismo mientras se lanzaba hacia la siguiente oleada.

Uno a uno, comenzó a interceptar las cápsulas, destruyéndolas antes de que pudieran atravesar los escudos planetarios. Sin embargo, a medida que avanzaba, las naves piratas comenzaron a disparar rayos de energía, intentando derribarlo.

Aunque los disparos eran rápidos, para Metro, el tiempo transcurría de una manera distinta. Para él, cada rayo de energía parecía moverse con lentitud, permitiéndole esquivarlos con una agilidad sobrehumana. Pero sabía que no podría mantenerse así para siempre. Las fuerzas enemigas estaban intensificando su ataque, y no tardaría en llegar al punto donde él solo no podría contener la oleada.

—Rhoman, necesito refuerzos en mi posición. —Habló a través de su comunicador mientras destruía otra cápsula en pleno vuelo—. Los piratas están enviando demasiadas cápsulas. No podré detenerlas todas a este ritmo.

La voz de Rhoman se escuchó casi de inmediato.

—Estamos enviando escuadrones adicionales a tu posición. Pero hay algo más… uno de los cruceros piratas más grandes ha comenzado a moverse hacia el planeta. Parece que están preparando un ataque directo.

Metro miró hacia la distancia y pudo ver la nave de mayor tamaño aproximándose, su sombra oscureciendo una parte del espacio cercano.

—Entendido —respondió Metro—. Voy a encargarme de eso.

Con una explosión de velocidad, Metro dejó atrás las cápsulas y se lanzó directamente hacia el crucero principal. Sabía que esta nave era el cerebro detrás del ataque, y si lograba neutralizarla, desestabilizaría toda la ofensiva.

El crucero era enorme, mucho más grande de lo que había imaginado. A medida que se acercaba, las defensas automáticas de la nave comenzaron a disparar en su dirección. Metro esquivaba los disparos, pero también sabía que no podría simplemente destrozar esta nave como lo había hecho con las cápsulas más pequeñas. Tendría que encontrar una forma más inteligente de desactivarla.

Entonces, una idea surgió en su mente. Había aprendido durante su entrenamiento en Xandar que las naves de este tipo solían tener reactores de energía en su parte trasera, reactores que, si se desestabilizaban, causarían un apagón completo en los sistemas de la nave.

—Voy a desactivar el reactor del crucero, —informó Metro mientras se acercaba a la nave—. ¿Pueden confirmar la ubicación del núcleo de energía?

Rhoman respondió con rapidez.

—Confirmado. Está en la sección trasera, pero ten cuidado. Están protegiendo ese sector con campos de energía avanzados. Tendrás que abrirte paso.

Metro sonrió para sí mismo. Un desafío adicional no era algo que lo intimidara.

Aceleró hacia la parte trasera del crucero, esquivando las defensas automáticas. Cuando llegó al área indicada, encontró un campo de energía rodeando el reactor. Tal como le habían advertido, no sería fácil de atravesar.

Pero Metro había aprendido algo sobre sus habilidades en las últimas semanas: su fuerza no tenía límites aparentes. Concentró toda su energía en sus puños y, con un rugido de esfuerzo, golpeó el campo de energía. El impacto fue devastador. El campo titubeó, resistiendo por un segundo más, antes de colapsar bajo la presión. Con el camino despejado, Metro no perdió tiempo. Se lanzó hacia el núcleo del reactor y, con un movimiento preciso, lo desmanteló, haciendo que la energía de la nave comenzara a fluir de manera errática.

Desde la distancia, vio cómo las luces del crucero empezaban a apagarse y las armas dejaban de disparar. Había desactivado la nave.

—Crucero desactivado, —anunció Metro mientras flotaba cerca de la nave desactivada—. Las demás naves enemigas deberían comenzar a retirarse pronto.

Rhoman lo felicitó desde el cuartel general.

—Buen trabajo, Metro. Has detenido el ataque antes de que llegara a la superficie. Vamos a asegurarnos de que las otras naves sean capturadas. Regresa cuando puedas.

Metro respiró hondo, satisfecho con el resultado. Había enfrentado su primera verdadera batalla en el cosmos, y lo había hecho con éxito. Sabía que este era solo el comienzo, que las amenazas en el universo serían cada vez más peligrosas. Pero también sabía que estaba listo.

Con una última mirada al vasto espacio, se dio la vuelta y se dirigió de vuelta a Xandar, sabiendo que, aunque había ganado una batalla, muchas más lo esperaban en su camino.

MARVEL: INEVITABLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora