Capítulo 35

61 6 1
                                    

Mario

La noche había sido un respiro necesario para Zelda, pero Mario no podía ignorar que las cosas solo se volvían más complicadas. Después de la promesa renovada que le hizo a Zelda, el fontanero se sentía aliviado de que ella entendiera lo que ambos estaban enfrentando, pero no todo en la Mansión Smash estaba bajo su control.

— Vaya dilema — y asi salio de ahi yendo a su habitación para dormir un poco.

El sol apenas comenzaba a salir en la isla cuando Mario decidió que una caminata matutina por los jardines le haría bien queria evitar mas emboscadas en la puerta de su cuarto. El aire fresco le ayudaría a despejar la mente y a pensar en cómo seguir manejando su relación secreta con Zelda, pero en cuanto puso un pie fuera de la Mansión, supo que algo no iba bien. Sentía que lo estaban observando.

Al girarse, se encontró cara a cara con Lucina.

—Mario, ¿podemos hablar? —dijo Lucina, acercándose con una sonrisa que él no pudo interpretar del todo.

—Ah... Claro, Lucina. ¿Ocurre algo? —preguntó el fontanero, intentando sonar tranquilo, aunque el peso de la conversación previa todavía lo acosaba bueno y Lucina tambien hacia eso la peliazul tomó aire profundamente, parecía nerviosa, pero determinada.

—Lo he estado pensando mucho, Mario. Cuando me dijiste que lo pensarías... sobre lo que te confesé —comenzó, con la mirada fija en él—. He decidido no esperar más.

—¿No... esperar más? —Mario sintió un nudo formarse en su garganta. No podía hacerle esto a Zelda, pero tampoco podía herir los sentimientos de Lucina.

Antes de que Mario pudiera responder, un nuevo sonido llegó a sus oídos: el inconfundible clink metálico de una espada desenvainada. Byleth apareció a la derecha de Lucina, su rostro serio como siempre. Mario estaba confundido por la presencia de ambos.

—Lucina tiene razón, Mario —dijo Byleth con su usual tono calmado, pero directo—. No es justo que sigas haciendo que ella espere cuando claramente tiene sentimientos por ti. Y si no estás comprometido con nadie... —su mirada se intensificó, como si esperara una respuesta.

Mario no estaba preparado para enfrentarse a esto. Sabía que había puesto a Lucina en pausa tras su declaración, pero no esperaba que ella fuera tan directa ahora, y menos que Byleth también interviniera en el asunto, la nueva luchadora si que era pesada.

—E-Esperen, esto es un malentendido... —Mario levantó las manos en un intento de calmar la situación, pero su mente trabajaba a toda prisa. Si rechazaba a Lucina abiertamente, eso podría levantar sospechas sobre su relación con alguien. Y por otro lado, la presencia imponente de Byleth no lo ayudaba a encontrar una salida.

Lucina se acercó más, mirándolo con determinación.

—No es un malentendido, Mario. Sé que eres amable con todos, pero esto es algo que debes decidir. No puedes seguir fingiendo que no pasa nada. Byleth y yo... hemos hablado de esto, y creemos que es hora de que des una respuesta —dijo, su tono firme pero lleno de emoción.

"Estoy siendo obligado a responder y a tomar relaciones que no son mias" penso el chico algo serio.

Mario sintió el sudor frío en su espalda. Lucina y Byleth... ¿habían hablado de esto? La idea lo dejó aturdido. Sabía que Byleth y Lucina compartían una relación cercana como compañeros de armas, pero no se había imaginado que también estuvieran unidos en algo tan personal.

—Lucina, yo... —Mario buscaba las palabras correctas, pero antes de que pudiera continuar, Byleth dio un paso al frente, con su espada lista en mano, pero sin intenciones de atacar.

—Mario, no te estamos pidiendo que elijas de inmediato —dijo Byleth con serenidad—. Pero es injusto que sigas dejándonos en suspenso. No puedes evitar esta situación para siempre. Y si no tienes a nadie más en tu vida... deberías considerar lo que Lucina siente por ti —su voz era tranquila, pero había un peso detrás de sus palabras.

— Pero... — no continuo.

Mario abrió la boca para responder, pero se detuvo al ver la mirada sincera de Lucina. Sabía que ella había sido valiente al confesarle sus sentimientos. Y ahora, con Byleth respaldándola, la presión sobre él era cada vez mayor.

—Lucina, Byleth... —dijo finalmente—. No es que no valore lo que me dicen, pero yo... no estoy seguro de lo que debo hacer. —Trató de ser honesto, aunque sabía que esto no calmaría la situación.

Lucina frunció el ceño, pero no de rabia, sino de decepción.

—Mario, tú nunca lo estás... —murmuró, bajando la mirada—. Te he dado tiempo, pero no puedo esperar para siempre. No es justo para mí... ni para ti.

Mario sintió que las palabras de Lucina lo golpeaban con fuerza. Se sentía atrapado, pero sabía que no podía seguir evitándolo. El peso de mantener su relación con Zelda en secreto le complicaba aún más la situación. Pero antes de que pudiera decir algo más, Byleth levantó la mano.

—Dale tiempo, Lucina —dijo Byleth, calmadamente—. Si Mario no está listo para tomar una decisión ahora, no podemos forzarlo. Pero recuerda, Mario, el tiempo se está acabando —advirtió Byleth, girando su espada y guardándola de nuevo en su funda.

Lucina asintió con la cabeza, aunque su expresión seguía siendo tensa. Se volvió hacia Mario con una sonrisa débil.

—Sabes dónde encontrarme... cuando estés listo para darme una respuesta —dijo Lucina antes de alejarse, con Byleth siguiéndola de cerca.

Cuando ambos se alejaron, Mario se dejó caer contra una pared del jardín, soltando un largo suspiro. Todo parecía estar acumulándose en su contra. Sabía que tenía que hablar con Zelda sobre esto, pero también sabía que mantener las cosas como estaban solo haría que la situación empeorara.

— Si que se puso dificil — comentaba una voz conocida.

— Capi, ¿Dónde estabas? — pregunto Mario quien estaba serio al ver a Captain Falcon bajar del arbol

— Bueno estaba caminando y escuche todo pero veo que Bylent te dijo es cierto la pobre de Lucina sufre mucho por ti.

— No es justo que este estupido hechizo me haya afectado a mi.

— Sin eso no habria historia — dijo sin pensarlo.

—¿Qué? — cuestiono Mario.

— Que Bylent tambien siente algo por ti, y que eso parece ser historia, que sin eso la historia que vives es peor — salvo epicamente.

— Creo que tienes razón pero, ¿No toman en cuenta como me siento yo? — pregunto Mario.

— De la ruleta rusa caiste tu, ademas si Bylent tuviera el hechizo base seria muchisimo mas agresiva, tanto que podria secuestrarte.

Mario trago saliva pensando en eso, la chica es bonita al igual que Lucina pero pensar en eso lo hacia temblar.

Por ahora, solo podía esperar a encontrar el momento adecuado para solucionar todo. Pero con Lucina y Byleth acercándose cada vez más, ese momento podría llegar más rápido de lo que esperaba.

— Bien, ¿Qué me recomiendas hacer? — pregunto Mario

— Hablalo con Zelda, quizas acepte que salgas con dos aunque... — medito Falcon.

— Eso es moralmente incorrecto — comento Mario.

— Es que si, pero ¿hay otra idea? ¿Sabes de cuantos regalos costosos me he desecho?

— Tambien parece que eres como que el dueño de aqui — comento Mario.

— Detalles...

Fin del capítulo 35

Super Smash Bros (MarioXHarem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora