Este es el relato de Azael, un joven que, como muchos, se encontraba a punto de dar un paso crucial en su vida: la independencia. A sus veintiún años, las alas de la libertad se extendían ante él, invitándolo a volar hacia un futuro incierto, pero lleno de posibilidades. Azael, un chico sencillo, con sueños modestos, se preparaba para iniciar una nueva etapa en su pequeño departamento, un espacio que, a pesar de su modestia, se convertía en el símbolo de su autonomía." Azael, con la energía de la juventud, se dedicó a ordenar y acomodar cada rincón de su nuevo hogar. Su trabajo como vendedor en una tienda de ropa le permitía cubrir sus gastos y, a la vez, disfrutar de la compañía de sus compañeros y la rutina diaria. Las mañanas se convertían en un ritual de café y charlas, mientras las tardes se llenaban de clientes y anécdotas. En medio del ajetreo de la mudanza, Azael encontró un pequeño objeto en un cajón del escritorio: un reloj inteligente, de diseño sencillo, pero con una pantalla que brillaba con una luz tenue. No era un modelo de última generación, pero tenía un aire antiguo, casi misterioso. Sin pensarlo mucho, se lo colocó en la muñeca. En ese instante, un mensaje apareció en la pantalla del reloj. "Hola Azael". Azael se sobresaltó. ¿Cómo era posible? El reloj no tenía conexión a internet, ni siquiera parecía tener la opción de enviar mensajes. "Hola", respondió, con la voz temblorosa. Un silencio incómodo se apoderó del ambiente. Azael esperó una respuesta, pero nada ocurrió.Azael no pudo evitar una sonrisa nerviosa. "¿Quién eres tú?", tecleó en el reloj, sintiendo una mezcla de curiosidad y temor. La respuesta llegó al instante: "Soy tu autor". Azael se quedó atónito. ¿Su autor? ¿Cómo podía ser? ¿Acaso estaba viviendo una novela? ¿Era él un personaje de ficción? Las preguntas se acumulaban en su mente, mientras el reloj se apagaba de nuevo, dejándolo con la sensación de que su vida había dado un giro inesperado. "¿No me crees verdad?", llegó otro mensaje en el reloj. "No", respondió Azael, con un tono de incredulidad. De repente, el departamento, que estaba lleno de cajas y cosas por armar, se transformó al instante. Las cajas desaparecieron, los muebles se ensamblaron solos, y el departamento se convirtió en un espacio grande. Azael se quedó paralizado. No podía creer lo que estaba viendo. ¿Era una broma? ¿Un truco de magia? Sin poder contener su asombro, salió corriendo hacia la recepción del edificio. "¡Este no es mi departamento!", exclamó, con la voz temblorosa. El recepcionista, un hombre corpulento de mirada fría, lo miró con una expresión de incredulidad. "Sí que lo es, jovencito. ¿No recuerda haberlo firmado?", respondió con un tono seco. Azael se quedó atónito. ¿Cómo podía ser? ¿Era él el único que no veía la realidad? ¿O acaso estaba atrapado en una realidad distorsionada? El reloj en su muñeca comenzó a vibrar. Un nuevo mensaje apareció en la pantalla: "Bienvenido a tu historia, Azael".
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Caminando Entre Letras
FantasiAzael es un chico normal con una vida normal hasta que un día le pase algo misterioso.