Caminando Entre Letras

TÍTERE

Azael se levantó de la mesa, con una sensación de inquietud. Había almorzado con rapidez, sintiendo una extraña urgencia por salir de su departamento. Al revisar el reloj, un mensaje lo esperaba: "Después de almorzar, Azael se dirigió a su trabajo". Era como si el autor estuviera dictando sus acciones.

Un impulso irresistible lo invadió. Su cuerpo se movió por sí solo, como si estuviera controlado por una fuerza externa. Caminó hacia la puerta, sintiendo que sus pies se movían sin su consentimiento.

"No puedo ir al trabajo así", pensó, con un escalofrío recorriéndole la espalda. "Estoy en pijama".

Pero su cuerpo no le hacía caso. Su mente se quedó en blanco, mientras su cuerpo se movía automáticamente, como un autómata.

Al llegar a su oficina, una sensación de extrañeza lo envolvió. Se miró en el espejo, y se sorprendió al ver que ya no llevaba su pijama. En su lugar, vestía su uniforme de trabajo, como si lo hubiera cambiado en algún momento.

"¿Cómo es posible?", se preguntó, con la voz temblorosa. "No recuerdo haberme cambiado".

El reloj vibró de nuevo, y un nuevo mensaje apareció en la pantalla: "No te preocupes, Azael. Yo me encargo de los detalles".

Azael sintió una punzada de miedo, pero también una pizca de curiosidad. ¿Qué estaba pasando? ¿Quién era ese autor que controlaba su vida?

En ese momento, el reloj se apagó, dejándolo a oscuras. Azael se sintió solo, perdido en una realidad que no podía controlar.

"Esto es un juego", pensó, con un brillo de determinación en sus ojos. "Y tengo que encontrar las reglas".

Su cuerpo, aunque no le obedecía del todo, seguía funcionando. Decidió aprovechar la situación. "Si él me lleva al trabajo, yo puedo hacer mi trabajo", pensó. "Y mientras trabajo, puedo pensar en una forma de escapar".

Su mente comenzó a trabajar, buscando una estrategia, una forma de desafiar al autor. No podía permitir que lo controlara por completo. Tenía que encontrar una forma de tomar el control de su propia vida.