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Y estaba a la par tuya, tu piel rozando la mía y me sentía viva; cómo en un sueño pero estoy segura de que ni siquiera te diste cuenta de que estaba a la par tuya, al fin de cuentas yo no era más que un rostro conocido para ti.

Te diste la vuelta y no volteaste a verme pero yo sí que lo hice, lo seguí haciendo después de que te fueras y aún cuando ya no estabas aquí lo seguía haciendo. Buscaba tu mirada entre la gente, buscaba tu rostro en la multitud, anhelaba oír el sonido de tu voz, el suave roce de tu risa y aquella sonrisa ladina que le dedicabas a todos pero que sentía que era especial para mí.

Que estúpida fui al pensar que yo era especial para tí.

Lo que nunca fuimos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora