Un hombre libre.

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— Sigma... — No pasó mucho desde que entré para que Dazai dijera mi nombre.

Justo antes de ingresar Chuuya paso a mi lado con la cabeza gacha, parecía que le dieron una paliza verbal, los pasillos a mi espalda se pusieron incómodos con todos observando a quien había preferido estar bajo la orden de Mori, cerré la puerta detrás de mí y me acerque en silencio hacia la camilla del castaño.

— Necesitaba verte... — Tome asiento a su lado.

— No quiero verte a tí — Giro su rostro negandonce a observarme — Por tu culpa no pude salvar a Odazaku.

Sus palabras se convirtieron en alabardas y atravesaron mi caja toráxica con fuerza, un pinchon contrajo mi pecho mientras sentia el aire atascandose en mi garganta. Era la primera interacción normal que tenía con Osamu desde hacia mucho tiempo y no podía refutar ante su acusación, si hubiese estado en su lugar, también me odiaria.

— Lo siento... — Apreté mis puños con fuerza casi dejando mis nudillos en blanco — El funeral de Oda se realizará en una hora... Pero con Ango iremos después, te traigo algo de ropa para que nos acompañes...

Mi voz era un hilo, tratando de mantenerse tranquila mientras únicamente toleraba las lágrimas y la presión de sentir el cúmulo de la culpa caer sobre mi espalda.
Le extendí las prendas a Osamu con la intensión de irme para no molestarlo más.

Sus manos tiraron la ropa. — No quiero ir, iré mañana sin tí —

Trague saliva mientras continuaba recibiendo sus palabras con aún más dolor que sus golpes el día del accidente. Mis labios se presionaron contra si mismos y sujetando mi lengua, sentí un cable que se apretaba desde mi estómago, enredaba mis pulmones, y cocina mi lengua a la garganta. Si por algo así Chuuya se veía tan mal, vaya que lo entendía.

— ... Entiendo, te dejo con Ango entonces —

— No dije que pudieras irte...—

— Pero tú-... —

— No hables, me duele la cabeza, sientate y vigila mi sueño, estoy cansado — demandó.

— ... Puedo llamar a alguien más — mi voz era nerviosa por el comportamiento y voz tosca que usaba Dazai.

— Dije que tú te quedes aquí —

— Tal vez Chuuya aún esté —

En ese momento mis ojos se abrieron al notar como la expresión de Dazai se oscurecia, él retiro los sueros que llevaba de un tiron y se levantó, sus pies descalsos tocaron el suelo cuando rápidamente sujeto mis manos con fuerza.

— Osamu ... ¿Qué haces? ¡Te vas a lastimar! — Solo podía pensar en que una está delicado de salud.

— ¿Qué puede que Chuuya aún esté afuera? ¿Crees que quiero a Chuuya? — El agarre de sus manos se apretaron en mis muñecas. Me sorprendió ver la fuerza que aún tenía, o tal vez era que yo estaba débil por el cansancio de toda la situación.

— Oye... Tú lo llamaste primero y, y lo besaste — No quise forcejear para no herirlo.

— ¿Lo bese? Si... ¡Para delatar sus planes con esa rata que tienes de amigo! — Me aprisionó contra la pared.

— ¡Bien! ¡Bien! Ya, suéltame ¿Qué te pasa? — mis ojos estaban abiertos más de lo normal por la notoria violencia con la que actuaba.

— ¡Me pasa que ni besándolo pude evitar la muerte de Odazaku por tu culpa! —

Mi cuerpo se tenso, no podía —de nuevo — responder ante sus acusaciones, no había segundo que no lo pensara de esa manera, tal vez había alguna forma. Y no hice lo suficiente, ahora por eso Dazai y Ango sufrían.

𝑼𝒏 𝑩𝒆𝒔𝒐. 𝑺𝒐𝒍𝒐 𝑩𝒂𝒋𝒐 𝑬𝒍 𝑨𝒈𝒖𝒂 (Sigzai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora