Capítulo 2.

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El pit lane estaba lleno de actividad mientras los coches se preparaban para la carrera. George Russell estaba en su garaje, tratando de concentrarse en la tarea que tenía delante, pero sus pensamientos seguían regresando a la conversación que había tenido con Lewis Hamilton. La promesa de un café después de la carrera lo mantenía ansioso y emocionado al mismo tiempo. Sin embargo, no podía sacarse de la cabeza la conversación que había escuchado entre Hamilton y su padre, pues los había escuchado por error ya que el solo iba a que su pap le deseara suerte.
Cuando George finalmente subió a su coche, su mente seguía ocupada por las palabras de Hamilton y el breve pero intenso encuentro con Torger. La carrera comenzó con un rugido de motores y George se sumergió en el desafío concentrándose en cada curva y cada aceleración. La adrenalina lo ayudaba a mantener a raya sus pensamientos intrusivos.

Hamilton también estaba enfocado en su carrera y sus habilidades al volante lo hicieron destacar de inmediato. Desde la pista, George no podía evitar admirar la forma en que Hamilton se movía con tanta precisión y control. Aunque su carrera con Williams era modesta en comparación con el Mercedes de Hamilton, George estaba decidido a demostrar su valía.

Al terminar la carrera, George se dirigió a los boxes con la esperanza de encontrarse con Hamilton para su prometido café. La conversación con Torger había dejado un sabor amargo en su boca, y el encuentro con Hamilton era una oportunidad para despejar su mente.

Cuando George llegó al área de hospitaliti, encontró a Hamilton esperándolo. El piloto británico estaba de pie junto a una mesa con dos  cafés y una sonrisa en el rostro , y aunque su plan inicial era llevar al joven Omega a un restaurante lujoso o de perdida a un Starbucks, pero sabía que wolff lo tendría vigilando y esperaría a que bajara la guardia.

—Hola, George. Me alegra verte. ¿Cómo te fue en la carrera? —preguntó Hamilton, su tono era amable y relajado.

—Fue una experiencia increíble. Estoy agotado, pero muy contento —respondió George mientras se sentaba.

—Me alegra oír eso. Quería decirte que, a pesar de que te vi nervioso antes de la carrera, hiciste un gran trabajo. —Hamilton lo miró con una expresión sincera.

George sonrió, sintiendo el peso de la conversación con Torger empezar a desvanecerse. —Gracias, Lewis. Eso significa mucho viniendo de ti.

Mientras conversaban sobre las carreras, sus sueños y aspiraciones, George se sintió cada vez más cómodo. Hamilton tenía una manera de hacer que todo pareciera natural, y la conversación fluyó con facilidad. Sin embargo, George no podía ignorar por completo la advertencia de Torger.

—Lewis, hay algo que me preocupa —dijo George finalmente, buscando las palabras adecuadas. —Mi padre… bueno, él no está exactamente entusiasmado con mi carrera en la Fórmula 1, y menos con la idea de que me acerque a pilotos de casta Alfa como tú.

Hamilton frunció el ceño, notando la inquietud en la voz de George. —No tienes que preocuparte por eso. Si hay algo que puedo decirte, es que la gente a veces no entiende lo que significa estar aquí. Solo tienes que concentrarte en tu propio camino y en lo que quieres lograr.

—Lo intentaré. —George asintió, aliviado por el apoyo de Hamilton. —Lo que más quiero es llegar a donde tú estás, y me alegra tener a alguien como tú que crea en mí.

—Créeme, George, yo también creo en ti. —Hamilton le dio una palmada en la espalda con un gesto amistoso. —Tienes el talento y la determinación. Solo asegúrate de no dejar que las dudas te frenen.

La conversación se desvió hacia temas más ligeros y personales, y George empezó a relajarse completamente. La conexión entre ellos parecía sincera, y eso ayudó a calmar sus nervios. Sin embargo, el pensamiento de Torger y sus advertencias seguían  rondando en su mente.

Mientras tanto, en una oficina cercana, Torger Wolff estaba revisando un informe cuando recibió una llamada de su asistente.

—Señor Wolff, hay un mensaje importante para usted. El comité de la Fórmula 1 quiere discutir algunos asuntos sobre la próxima temporada.— Oh por cierto hay rumores en el paddock , de que se les ha visto a Hamilton y el joven Russell juntos —

Torger frunció el ceño y colgó el teléfono, sintiendo una mezcla de preocupación y frustración. Sabía que tendría que enfrentar a Hamilton nuevamente y asegurarse de que su advertencia no fuera en vano. Sin embargo, también comprendía que George estaba en una etapa crucial de su carrera, y protegerlo era primordial.

—Lewis Hamilton, parece que tengo que mantener un ojo aún más cercano en ti. —murmuró Torger para sí mismo, determinado a proteger a su hijo mientras navegaba en las complejidades del mundo de la Fórmula 1.



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