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Golden Temple es el restaurante más refinado de la gran ciudad de Tokio

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Golden Temple es el restaurante más refinado de la gran ciudad de Tokio. Muchos lo describen como exquisito por su deliciosa comida, que es preparada por chefs de renombre, su etiqueta y su gran confidencialidad, ya que personas conocidas gustan de ir y siempre les mantienen el anonimato y les guardan sus secretos. Es el lugar perfecto para alguien con dinero y muchos secretos.

Políticos, actores famosos, idols y hasta mafiosos acuden al lugar. Siempre con la seguridad de que podrán cenar con tranquilidad.

Ryomen Sukuna se encuentra en su mesa de siempre. Al fondo de la gran sala junto a la gran ventana que deja ver los grandes rascacielos de Tokio. Sus guardaespaldas están cerca de él, pero en la mesa se encuentra solo. Tiene deliciosos manjares delante, una buenísima botella de vino que apenas ha catado, solamente le ha dado vueltas en su copa de cristal.

Viste con un traje negro, una camisa color burdeos debajo y con su cabello peinado hacia atrás. Se le nota aburrido.

Hasta que una suave melodía invade el lugar.

Dirige su mirada hacia en piano, nunca ha tenido interés en la música con anterioridad, tampoco se ha molestado nunca en observar el piano de ese lugar, pero hay algo que ha llamado su atención.

El pianista es un chico joven con un sencillo traje, cabello negro revuelto y rostro sereno, largas pestañas cubren sus hermosos ojos azules.

Ryomen lo observa durante toda la melodía. Toca muy bien, sin equivocarse ni una vez, y elige bien la melodía para acompañar la cena de los presentes.

Cuando termina se levanta y se retira sin alzar ni una ve sus ojos.

Ryomen chasquea sus dedos. Uraume asiente y se marcha, ya sabe que tiene que hacer.

Uraume regresa trayendo consigo al joven pianista, lo agarra del brazo con fuerza, pero ambos disimulan perfectamente.

-Siéntate. -Ordena Ryomen, el chico se sienta justo enfrente de él y se acomoda de nuevo su traje- acompáñame para cenar.

Uraume les sirve vino a ambos, Sukuna pega un trago y se deleita con el sabor, el chico desvía su mirada y no toca nada de la mesa.

-Tu nombre.

-Fushiguro Megumi. -Responde rápidamente con voz grave. No conoce a nadie con ese apellido, no cree que sea alguien de la élite-

-Me ha gustado como has tocado el piano. -Comenta el mayor, empezando a comer, en cambio el chico frunce el ceño-

-Gracias, es muy amable por la invitación, pero me tengo que ir... -Pretende levantarse, pero el mismo guardaespaldas de antes lo detiene del hombro y lo obliga a volver a sentarse-

-Aún no te he dado permiso. -Sonríe divertido- ¿Pretendes ganarte la vida como músico? No es mal sitio este lugar, pero conozco a alguien que podría ayudarte a ganar más dinero.

-Estoy bien. Me gusta esto. -Responde escueto-

-Me gusta cuando me miran a los ojos, Fushiguro Megumi.

El chico alza la vista y ambos conectan sus miradas, la sola presencia de Ryomen Sukuna es intimidante, todos saben quién es él. Y hacen bien en temerlo. Megumi lo encuentra también muy atractivo, con sus tatuajes, su sonrisa petulante y el poder que exhibe.

-¿Qué quiere de mí?

Sukuna sonríe ampliamente. Se relame los labios y lo devora con la mirada.

-Has llamado mi atención. -Comenta tranquilo, Megumi siente sus piernas temblar- Me hospedo en el Hotel Four Seasons, Uraume te dará mi número de habitación y...

-Disculpe, no soy ningún tipo de... -Megumi lo detiene, nervioso y sonrojado- no soy de esa clase. -Asegura- Se quien es usted y no pienso hacer lo que me dice solo por miedo, si me disculpa tengo que trabajar. -Se levanta, esta vez Uraume no lo detiene, y se marcha con paso firme y cabeza alta-

-No me equivocaba, me gustan los retos. -Sonríe divertido-

Durante toda la semana cena en el restaurante y observa a Megumi tocar el piano, él lo ignora olímpicamente y después de las cenas se va corriendo. Sukuna se divierte con sus reacciones.

Esa noche algo es diferente, Megumi no ha ido a trabajar. Es sábado y debería estar ahí ya que hay mucha gente. En cambio han puesto a otro chico que no logra ser tan bueno como Megumi tocando el piano. Eso enfada a Ryomen.

-He preguntado al personal y dicen que ha cogido la noche libre para ir al hospital a visitar a su hermana -Informa Uraume cerca de Sukuna-

-¿Has averiguado qué hospital? -Uraume asiente- entonces vamos.

...

Megumi sale del hospital y se mete sus manos en los bolsillos de su abrigo, puede ver su aliento en la fría noche.

Se dirige hacia su casa, vive algo lejos pero ha gastado todo su dinero para que los médicos ayuden a su hermana en coma, así que no puede coger un taxi.

Un coche negro y de cristales tintados se detiene a su lado, Megumi tiene un mal presentimiento. Se detiene y observa como la puerta es abierta. Dentro Ryomen Sukuna está esperándolo. Sube al coche y cierra la puerta tras él. Sukuna está sonriendo.

-Es usted muy insistente, señor Ryomen. -Megumi se mantiene serio-

-Tu hermana... se encuentra en un hospital privado muy caro. -Comenta él- ¿Cómo puede permitírselo un pianista?

Megumi se ríe levemente.

-Tengo tres trabajos, señor. Y lo prefiero a tener que deberle dinero a usted.

-Megumi, si me complaces no vas a necesitar ni un trabajo y tampoco tendrás que preocuparte por tu hermana.

La mirada de Ryomen es intensa sobre él, poniéndolo nervioso.

-JA -Megumi se cruza de brazos y desvía su mirada. La ciudad de Tokio brilla por la noche- no pienso ser su puta personal.

-En mi mente había pensado en ponerte en la categoría de "novio", pero lo de puta no suena mal tampoco -La mano de Sukuna se aferra a su muslo y sube de forma descarada hacia su entrepierna, hasta que Megumi lo detiene con su mano-

-¿Novio? -Megumi lo mira como a un loco. En cambio el mafioso sonríe con autosuficiencia- No creo haber mostrado interés en usted.

-Eso me gusta más. Estoy harto de que todos se me lancen con desesperación a mis pies y supliquen por mi polla. -Megumi se azora ante el malhablado de Ryomen- Te ofrezco pagar todo el tratamiento de tu hermana a cambio de una sola cita, ¿Qué me dices, Fushiguro Megumi?

Megumi lo observa un largo rato, el mafioso sigue con esa sonrisita creyéndose superior a todos los mortales, su mirada está puesta en él de forma intensa -al igual que toda la semana que iba al restaurante para verlo- y su mano sigue aferrada a su muslo. Pero es la mejor oportunidad que nadie ha ofrecido a Megumi.

-Primero, quiero ver cómo pagas todo y me haces un escrito oficial firmado por notario que jamás me vas a reclamar ese dinero ni atentarás contra mi vida o la de mi hermana ¿está claro? -Le habla con seriedad y frunciendo el ceño, Sukuna se ríe levemente- y... Me gustan los restaurantes refinados, así que reserva mesa en algún sitio con clase.

-Me parece perfecto, Fushiguro Megumi. -Sukuna termina inclinándose para robarle un beso, Megumi lo corresponde y siente derretirse ante la lengua del mafioso- tenemos un trato.

Juju CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora