Era uno de esos días en los que el sol parecía un cruel recordatorio de lo que no podía ser. Sentada en un parque famoso cerca de Kyoto, me encontraba en un rincón de mi propia desesperanza. A pesar de tener todo lo que podía desear, mi vida estaba envuelta en una profunda insatisfacción. Algo en aquel día, sin embargo, era extraño. El parque, que solía estar lleno de turistas, estaba vacío. La ausencia de gente me hizo sentir aún más aislada.
Decidí levantarme después de estar sentada durante horas y caminar, con la esperanza de encontrar a alguien, a pesar de que el silencio envolvía cada paso que daba. Mi búsqueda me llevó a una tienda cercana, donde, entre las estanterías, vi un bolso que había estado buscando, junto con un regalo para mi madre. Con la mente distraída y el corazón acelerado, pagué mis compras y me dirigí a casa.
Sin embargo, mi rutina de regreso se tornó en una pesadilla cuando descubrí que un desconocido me seguía. Un chico que, al principio, pensé que podría ser un simple transeúnte, parecía estar siempre a una distancia inquietante detrás de mí. Mi intento de perderlo en el zoo cercano fracasó, y mi preocupación creció mientras el chico seguía mis pasos, incluso en mi propio vecindario.
Esa noche, mientras la fiesta de cumpleaños de mi madre seguía en curso, noté que el chico de la tienda estaba en la casa de enfrente. La inquietud se convirtió en terror cuando una camioneta roja comenzó a seguirme en el camino de regreso a casa. Esa misma noche, mientras navegaba en la web, un escalofriante descubrimiento me sacudió: seis chicas estaban desaparecidas, y el principal sospechoso parecía ser el chico que había estado persiguiéndome.
El pánico se apoderó de mí cuando comprendí que el peligro estaba más cerca de lo que había imaginado. Decidí regresar de inmediato, pero el temor y la desesperación me acompañaron durante todo el viaje. Al llegar a casa, el horror se materializó de manera aún más aterradora cuando descubrí que el chico había entrado en mi hogar.
Mi vida se convirtió en una carrera frenética por escapar del acechador que había seguido cada uno de mis pasos, llevando el miedo hasta las últimas consecuencias. Al final, cuando finalmente atraparon al responsable y mi familia recibió el doloroso cierre, la devastación dejó una marca imborrable. Mi vida cambió para siempre, y aunque el tiempo continuó avanzando, el recuerdo de aquel día soleado se convirtió en una pesadilla persistente.
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Un acosador y asesino
Science FictionUna chica que caminaba tranquilamente de camino a su casa se percató de que estaba haciendo acosada por un chico y en medio de la desesperación entró a un zoológico donde pudo perderlo. Pero ahí no acababa todo, el chico la siguió hasta la casa de...