Unintentional Love » YoonMin

Capítulo 8

Jimin estaba agotado, llegaba a las cuatro de la madrugada a la casa de los Min, tuvo que esperar otras presentaciones más y buscar un taxi seguro en el que regresarse. Seokjin se ofreció a llevarlo, pero no quería entrometerse entre su amigo y el moreno que lo había pasado a recoger.

Entró en la gran mansión y tratando de hacer el menor ruido posible se encaminaba hacia la que era su habitación. Pero antes de subir a la segunda planta le llamó la atención la luz del despacho en la primera planta.

Jimin sabía que no tenía que ir, solo tenía que llegar y acostarse en su camita, pues ya se había desmaquillado antes de salir del bar, pero haciendo caso omiso a sus pensamientos avanzó hacia la habitación cuya puerta se encontraba abierta.

Y ahí lo observó, Yoongi dormía tranquilamente sobre su escritorio, un montón de papeles lo rodeaban así que supuso que tuvo mucho trabajo. A pesar de que la posición en que estaba se veía incómoda, su rostro relajado decía lo contrario. Los mechones tapaban su frente y lo hacian ver tan vulnerable y tierno de esa forma, que Jimin se olvidó por un momento de lo estresante y sarcásticamente encantador que era el hombre.

"Me hace tanta falta el tacto de un hombre para pensar estas cosas"

"Vamos Jimin, no te dejes engañar por este rostro"

Estaba consumido en sus pensamientos que terminó tropezando con una estatua de porcelana, era una pequeña bailarina que terminó en el piso junto con Jimin, provocando apenas un ruido, pero con el estruendoso grito que soltó fue imposible que Yoongi no se levantara.

—Acabo de descubrir que te encanta importunar —Yoongi se estira perezosamente dejando escapar un bostezo, una expresión de confusión lo acompaña por encontrar a Jimin en el piso. Le estaba dando la espalda y desde ese ángulo lo único que podía apreciar era su trasero, pues el hombrecito se apresuraba a juntar los pedazos de porcelana que quedaban.

Yoongi se negó a decir algo más mientras contemplaba esa vista.

—Yo-yo lo siento tanto, acabo de llegar y no pude evitar entrar. Soy un poco torpe — disculpándose intenta ponerse de pie, pero termina resbalando y de nuevo se encuentra tirado en el piso.

—Tranquilo Jimin—camina en esa dirección y puede ver el desastre que ha hecho—. Sí, te encanta importunar —afirma tomándolo de la cintura y ayudándolo a levantarse—. Yo sé que este rostro es descomunalmente atractivo, pero tienes que tener cuidado o puedes acabar así —con una mano toma la del contrario para indicar que se ha clavado un pequeño trozo de porcelana, de donde emanan rastros de sangre fresca.

—¡Usted siempre es tan egocéntrico!

—Sí Jimin, con este rostro quién no lo sería es la verdadera pregunta.

—Yo no lo soy y también soy muy atractivo.

—Lamentablemente tengo que refutar aquello.

—¡Oiga!

—Tranquilo —lo toma de la mano para dirigirlo hacia el sillón—. Te curaré, sino se podría infectar.

Yoongi busca entre las cajoneras una pequeña cajita de plástico en dónde tenía algunas gasas, agua oxigenada, bandas, entre otras cosas de emergencia.

—¿Desde cuándo es tan amable?

—¡Vamos Jimin! —ríe suave mientras empieza a limpiar la herida —. Estás a la defensiva.

—¡No lo estoy! Solo que usted no es así, peor después de que rompiera su cosa esa y lo despertara.

—Es verdad, raramente no estoy de mal humor por eso.