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Alguien considerado "normal" podría decirle a Perú que estaba demente, pero a él le importaba muy poco.
Anotarse como ayudante del equipo de fútbol (lo que implicaba lavar sus apestosas camisetas y toallas) solamente para poder ingresar sin impedimento alguno a sus vestidores y observar de cerca sus posibles siguientes presas, era algo que sus mejores amigos había clasificado cómo una "irracional". Pero, como anteriormente se mencionó, al Perú le importaba muy poco.
No era absolutamente nada divertido tener que cargar con una asquerosa y maloliente mochila de toallas y camisetas sudadas por todo el pasillo de la universidad y después tomar un taxi en dirección a la lavandería más cercana, pero todo era gratificadamente recompensado en el momento en que sus compañeros ingresaban a las duchas después de jugar y a medio vestir.
Sabía cómo disimular a la hora de pasar cabina por cabina en busca de sus prendas sucias y al mismo tiempo, echar una breve vistazo a los musculosos cuerpos de cada uno de los jugadores.
Bolivia no mentía, todos eran muy bien dotados, pero ninguno lo llegaba a sorprender.
Incluso había tenido que descartar a Alemania de su lista en el momento en que supo que empezó a salir con un chico de intercambio recién ingresado.
Así que su búsqueda continuaba tranquilamente, o al menos así fue hasta que apareció Estados Unidos de América.
¿Quién chucha era Estados Unidos de América?
El rubio era otro más de aquellos estudiantes de intercambio que habían ingresado a la universidad a estas alturas del año.
Un niño bueno, educado, inteligente, aburrido, en exceso respetuoso, un cerebrito, ratita de biblioteca, entre otros calificativos, algo más gracioso.
Usaba unas gafas de sol siempre, pantalones muy anchos y abotonaba la camiseta hasta el cuello.
También usaba suéteres increíblemente grandes y con cuello de tortuga. Estados Unidos era el típico tipo de chico que jamás mostraba más piel de la necesaria.
Perú no tuvo absolutamente nada que ver con el chico (de hecho, desconocía su completa existencia) hasta que América se vio obligado a ser parte del equipo de fútbol.
Contrariamente a lo que todos esperaban, Estados Unidos de América era increíblemente bueno en los deportes, tan solo aborrecía practicarlos, pero todas las chicas de toda la universidad enloquecieron cuando el muchacho se dejó ver por primera vez con el uniforme del equipo puesto.
