6. Visítanos mañana

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Alek

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Alek

Comenzaba a cuestionarse cuanto tiempo más iba a aguantar en el equipo. Aleksandr tenía suerte de que Hunter Anderson no compartiese residencia con él, pues ya hubiese encontrado la manera de sabotearle hasta la maldita agua de la ducha.

Pero no se salvaba de algunas personas.

La tensión entre todos los habitantes de esa residencia era palpable. Había de todo, desde chicos de nuevo ingreso hasta estudiantes mayores como miembros del equipo de tercer año que habían decidido quedarse en los dormitorios.

Lo más difícil, no obstante, era lidiar con los más allegados al mismo Anderson. Eso solo ocurría tan directamente cuanto iban a la suite de Jaden, donde vivían Riley, Casas y Beckett. De momento a momento deambulaba Diego Casas en la cocina, observándolos con esos verdes ojos de gato rabioso. Jaden y él lo miraban fijamente hasta que el chico decidía irse.

Ya se había imaginado múltiples veces aventándole el tazón de Lucky Charms en la cabeza, volcando la mesa como en un filme de acción en algún bar. Pero no, eran un montón de atletas con serios problemas mentales y delirios de grandeza, cuando bien eran las sobras de los que no habían sido seleccionados en equipos juveniles de la MLS.

—Entonces, ¿Cómo es que decidiste no hacer uso de tu nepotismo? Alek, de verdad me preocupa tu capacidad mental —Jaden dijo, algo exaltado—. ¡Podrías estar jugando con Sterling, con Reece James! O si te compraba el Arsenal, ¡con Ødegaard! Yo no dormiría en la noche si fuera tu.

—Te lo estás tomando algo personal —musitó. Riley lo miraba con ojos bien abiertos.

—¿Hay algún jugador famoso que conozcas?

—Conocí a Drogba, a Lampard... Mi papá y Beckham se llevaban bien —respondió. Tenía su tableta en las piernas, y él y Albani veían un partido entre el Liverpool y el Chelsea—. ¡Una vez vi a Cruyff y me saludó! ese día sí que no lo voy a olvidar jamás, ¡jamás! él ya estaba algo mayor, obviamente.

—Te odio demasiado —puchereó Jaden.

Alek hizo caso omiso.

—He conocido a un par, sobre todo ingleses —añadió—. Papá jugo gran parte de su carrera en Londres, pero la verdad es que nunca estuvimos quietos. No es divertido.

—Bueno, tiene que haber desventajas entre todas las ventajas —dijo Marcus—. No quiero sonar mal, Alek, pero... bueno, esta universidad es muy cara pero no es la más prestigiosa, ¿por qué?

—Mis calificaciones lo explicarían todo —respondió—. El último año me fue tan mal que apenas y aprobé. Estoy aquí por mi apellido, y porque tengo algunos familiares que vinieron aquí.

—No entiendo cómo pudiste dejar al Chelsea —Jaden parecía frenético, exasperado por la decisión que Zharov había tomado años atrás.

—Creo que no quiero dedicarme a esto —dijo, quedito—. Si no me draftean terminando los cuatro años, igual y no me molestaría.

Un tercer medioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora