4. Poca confianza

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Alek

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Alek

Nada.

Absolutamente ni un solo minuto.

Hubiese sido normal por razones como el que no hubiese alcanzado las expectativas por ser un novato, pero Alek no sentía que fuese así. ¿Doblete en su primer partido? ¡Por favor! ¿también querían que hiciera un triple Axel?

La desesperación le picaba el cuello cuando se sentó una noche más al lado de Jaden, que ya parecía más que acostumbrado a no conocer ni la sensación del pasto. El chico lo miró de reojo, aburrido como siempre.

Se cruzó de brazos, echándose encima la frazada con los colores institucionales en esa noche de septiembre. Le castañetearon los dientes al poner su cara de malote.

—¿Estás enojado? —preguntó su amigo, cosa que lo hizo enojar aún más.

—No, para nada.

—Qué bueno, estaba algo preocupado.

Se le escapó una pequeña risa a Alek, que decidió ocultar dándole la espalda al chico.

—Oye, ruso —una voz lo llamó de los asientos de atrás. No volteó a ver, manteniendo la vista en el partido que se disputaba frente a él. Irritante, así podía describir al tipo que jugaba en el mediocampo en ese momento. Estaba seguro de que Hunter se había encargado de decirle al coach que no lo pusiera en la alineación.

No había otra explicación.

Hizo caso omiso, mucha más molestia causándole el apodo tan ingenioso.

—Aleksandr.

—¿Qué? —respondió, cruzándose de brazos.

—¿Por qué no ha venido tu amiga a verte jugar?

Zharov no respondió, irritado. Bufó en voz bajita, antes de que Albani le metiese un codazo.

—¿Quieres quedarte en banca toda la temporada? —murmuró.

—Obvio no.

—Entonces contesta.

—¿A verme jugar? —preguntó, haciéndose el inocente—. No hay nada que ver.

Hubo un pequeño silencio que resonó en forma de zumbido. El partido se desarrollaba de manera normal, estando empatados, pero dominando gran parte de la posesión de la pelota. Faltaba un rematador, alguien que pudiese hacer buen provecho de los centros y pases. Alguien que pudiese convertir todo en gol.

Ante la salida del ya graduado Zach Meade, él había supuesto que se iba a ganar la titularidad muy fácil. El otro delantero centro, Ezekiel Riad, era muy normalito.

—No tienes que ser tan dramático. Muchos somos banca aquí.

—Y bien por ti, pero no voy a traer a ninguna de mis amigas a que me vea estar sentado los noventa minutos. Tampoco a esperar sesenta o setenta para que pise el césped.

Un tercer medioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora