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No vuelvo a ver a Hyunsuk durante todas las vacaciones de verano. Dijo que iba a tratar de venir, pero supongo ha de estar demasiado ocupado estudiando para el KSAT que no ha de tener tiempo de acordarse de mí. O quizá apenas al llegar a casa se arrepintió de lo ocurrido esa noche, y ha decidido que no quiere volver a verme.

Intento no pensar en ello, por que si pienso en ello me deprimiré, y no puedo darme el lujo de volverme un vegetal, tal como ocurrió con mi padre cuando mi madre lo dejó. Porque para empezar, Hyunsuk no me ha dejado. Para dejarme, primero tendríamos que haber sido algo. Y definitivamente entre nosotros no hubo nada. Así que no tiene caso que me dedique a llorarle, y más me vale me dedique a trabajar: cortar verduras, separar rice cakes, preparar comidas, limpiar la cocina... Así es como se me pasan los días, las semanas. Así es como deberán transcurrir el resto de mis meses, y mis años.

Estamos a finales de septiembre. Son casi las cuatro de la tarde, y el local está prácticamente vacío. Eun-ji está en la escuela (no tardará en llegar), papá está en la cocina, lavando platos, y yo estoy al frente del local, limpiando los vidrios. Estoy por terminar, cuando escucho como alguien se detiene detrás de mí, y carraspea.

-Bienvenido, pase –digo sin mirar, pero la persona no se mueve, con lo que finalmente dejo de tallar con aquella agua jabonosa, y me volteo.

Y es allí cuando lo veo.

Hyunsuk está de pie, con la mochila al hombro. En esta ocasión no lleva ningún uniforme, después de todo ya es un universitario, pero definitivamente no es solo eso lo que lo hace ver diferente. Está cambiado. Mucho. Muy atrás ha quedado su faceta de mascota del profesor, y ahora se ve seguro de sí mismo. A pesar de que apenas tiene diecinueve, aparenta madurez.

-Hola... -es todo lo que me dice, a lo que yo respondo del mismo modo, sin terminar de entender qué hace aquí esta tarde-. Perdón por la tardanza –añade, como si no acabase de ausentarse por casi dos meses.

-Bienvenido –respondo, incapaz de pensar en qué otra cosa decir.

Hyunsuk entra al local, y se sienta en una de las mesas. Yo me apuro a llevarle una orden de teokkbokki, extra picante (tal como sé le gusta se lo prepare), con lo que él comienza a comer, no sin antes pedirme que le haga compañía.

Estamos sentados lado a lado. Para evitar perderme en sus ojos, me apuro a preguntar:

-¿Y cómo ha ido todo?

Hyunsuk se encoge de hombros.

-Entré a la Universidad de Seúl. Departamento de Contabilidad, especialidad en Mercadotecnia. Las clases son pesadas y la tarea abundante, por eso no había tenido oportunidad de venir...

Yo me apuro a decir que no importa, y me ahorro el decir que puede tardarse toda la vida, porque yo seguiré aquí, esperándolo, y procedo a guardar silencio y limitarme a mirarlo, como si siguiese sin poder creer que está aquí, y se ve como se ve ahora, porque es todo igual, pero al mismo tiempo, tan diferente.

-¿Y tú? –me pregunta, sacándome de mis ensoñaciones-. ¿Qué hiciste durante el verano?

-Trabajar –es mi respuesta, al tiempo que extiendo los brazos, como si quisiera abarcar todo el local-. La clientela fue abundante durante las vacaciones, mucho adolecente con demasiado tiempo libre y hambre atroz, pero el inicio de cursos siempre es temporada algo lenta... No te preocupes –me apuro a agregar-, repuntará en invierno cuando todos quieran algo caliente para comer.

Seguimos conversando mientras Hyunsuk come el teokkbokki. Después de aproximadamente veinte minutos, cuando él termina, el local empieza a llenarse, con lo que tengo que ausentarme para servir un par de órdenes. Apenas regreso a su mesa, lo veo ya levantándose, al tiempo que deja el dinero de la cuenta.

-No es necesario –digo intentando regresarle los billetes-. Va por la casa.

Pero él niega.

-Vendré seguido –dice-, así que no será bueno para el negocio darme el descuento de empleado.

No puedo evitar reír. ¿Así que vendrá seguido? El solo pensamiento hace que se me acelere el corazón.

Lo acompaño a la puerta, donde al final le digo a papá que me ausentaré diez minutos, y termino acompañándolo hasta la esquina.

-¿Cómo van las cosas con Eun-ji? –me pregunta mientras caminamos-. ¿Ya trajo algún novio a casa?

-Que ni lo piense –digo en mi papel de oppa sobreprotector.

Hyunsuk contiene la risa, pero al instante le tiembla la voz cuando pregunta:

-¿Y tú? ¿Conociste a alguien durante el verano?

Se me encoge el corazón, especialmente cuando siento como Hyunsuk roza sus dedos con los míos. ¿Será posible...?

-No –respondo, y armándome de valor, añado-. Sabes que solo tengo ojos para ti.

Nos detenemos. Hyunsuk se gira para mirarme, pero la verdad es que me falta valor para enfrentarlo, y clavo la vista en mis zapatos.

-Lamento el haber huido –dice finalmente-. Es solo que no estaba seguro de lo que sentía. Espero que no sea demasiado tarde si se me ocurre decirte que me gus...

Interrumpo sus palabras con un beso. Un beso igual de húmedo y salvaje como el que compartimos en mi habitación. Un beso donde él me responde de la misma manera en que yo lo beso: sin tapujos, desesperado por demostrarme lo que siente por mí, lo que yo significo para él. Un beso cargado de adrenalina, que refleja la carga de todos aquellos días, semanas, meses, en las que no nos hemos visto.

Cuando finalmente nos separamos, Hyunsuk tiene ahora la mirada clavada en mis labios, pero prontamente se apura a mirarme directamente a los ojos.

-Vendré seguido –vuelve a decirme, mientras se ajusta la mochila, claro indicio que se le hace tarde a donde sea que tenga que dirigirse; muy probablemente a una sesión de estudio con sus compañeros de carrera.

-Eso espero –le digo, y de manera juguetona, le beso la punta de la nariz-. Porque el menú especial de los viernes es Soondubu jjigae.

-Aquí estaré sin falta –es su respuesta, y él igualmente me da un último beso en los labios. Es un beso fugaz, apenas un roce, que me deja con ganas de más, y la desesperación de que llegue el viernes lo más rápido posible.

Le creo. Esta vez definitivamente le creo. Y así, lo despido mientras veo como cruza la calle, y apenas lo pierdo de vista, doy media vuelta para volver al local y continuar trabajando.

-¡Jihoon oppa! –Eun-ji viene llegando de la escuela. Se apura a correr los pocos metros de distancia que hay entre nosotros, y con una expresión de felicidad en el rostro, se me cuelga del brazo, y así, emprendemos el camino de regreso a casa.

Un local de teokkbokki, Soondubu jjigae, y un beso de Choi Hyunsuk, es todo lo que necesito para ser feliz.

THE END

Es un final algo abierto y no tan "y vivieron felices para siempre", pero aún así espero sea de su agrado

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Es un final algo abierto y no tan "y vivieron felices para siempre", pero aún así espero sea de su agrado. Nos vemos la próxima semana para que lo lean desde el POV de Sukkie, y ya con eso sería todo.

Espero nos siguamos leyendo pronto!

XOXO, Ribo~

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⏰ Última actualización: Sep 15 ⏰

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Yo Caí Primero [Él cayó más fuerte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora