— Mamá, quiero un cachorro.
El castaño de veinticinco años, Fourth, suelta la bomba de repente mientras cena con su madre.
La omega mayor lo mira con los ojos abiertos, en shock por lo que acaba de escuchar. No sabe cómo responder exactamente. Aunque ya debería ser algo normal, pues su hijo es un adulto hecho y derecho, le parece raro que aún no le haya presentado una pareja.
Exactamente ese es el problema: desde la universidad, Fourth nunca ha tenido una pareja ni una relación seria. ¿Cómo piensa tener un cachorro entonces?
— Oh...
Jane respira profundamente antes de volver a hablar, una parte de ella se emociona con la idea de tener un nieto.
— P-pero, cariño, no tienes ningún alfa.
— No lo necesito. No quiero ningún alfa, solo un cachorro —respondió Fourth como si nada, mientras comía un bocado de su cena.
— No lo necesito. No quiero ningún alfa, solo un cachorro —respondió Fourth como si nada, mientras comía un bocado de su cena.
— No entiendo, ¿solo quieres un cachorro, pero no un alfa? ¿Ser padre soltero? —preguntó aún sin procesar bien la información—. Pero, ¿cómo cuidarás de un cachorro sin la ayuda de un alfa?
Jane preguntó preocupada. Ella también es madre soltera, pero no por elección; su alfa la abandonó apenas supo que estaba embarazada. Le fue muy difícil cuidar de un pequeño y trabajar a la vez, además de no haber podido terminar la universidad. Eso lo complicó aún más.
Los trabajos que pudo conseguir en aquellos tiempos eran pesados, largas jornadas con mala paga, pero poco a poco salió adelante y cuidó lo mejor que pudo de su cachorro. Según ella, hizo un buen trabajo.
Su Fourth creció con todo su amor. No tenían mucho, pero no les faltó nada. Ahora, el castaño tenía un buen trabajo, y la omega mayor estaba feliz de ver que todos sus esfuerzos habían dado frutos.
— Tengo suficiente dinero ahorrado como para comprar todo lo necesario para el cachorro y me duraría un par de años más. Además, puedo tomar licencia de maternidad y trabajar desde casa cuando el embarazo esté más avanzado —respondió Fourth con seguridad. Era alguien muy planificador, siempre un paso adelante de los demás.
Ya había pensado en los pros y contras de la idea. Sabía que cuidar de un cachorro no sería fácil, al menos el primer año, pero era algo que estaba dispuesto a asumir. Quería un cachorro pronto, sin importar qué.
Jane sonrió ligeramente. No sabía cómo su hijo podía ser de esa forma: determinado, terco, curioso y tímido a la vez. Era su cachorro y lo amaba con todo su ser.
— Bien, solo espero que sepas lo que estás haciendo —accedió la omega al final, sabiendo que el pecoso lo haría de todas formas—. No veo la hora de conocer a mi nieto.
Fourth sonrió divertido. Él tampoco podía esperar para tener su cachorro; lo había ansiado desde hacía algunos meses y había querido decírselo a su madre desde entonces, pero no había tenido valor hasta ese momento.
Después de la cena, Fourth regresó a su departamento en su auto. Lo primero que hizo al llegar fue darse una ducha, y después se metió en su suave cama.
Miró el techo levemente iluminado por la luz de alguna farola en la calle. Llevó una mano a su pecho, donde sentía una leve punzada en los pezones, como si fuera a amamantar.
Su ansiedad por tener un cachorro había empezado hace un par de meses, cuando su jefe, Naravit Pond, mencionó que su omega, Phuwin, estaba embarazado. Inconscientemente, Fourth se había imaginado en ese mismo estado, y desde ese momento, no pudo dejar de pensar en ello.
Tener una pequeña criatura en su vientre, que fuera creciendo poco a poco, traerlo al mundo, tenerlo en sus brazos, cuidarlo... ¿Cómo sería? Una cosita pequeña y bonita, a la que protegería y amaría incondicionalmente.
No podía pensar en otra cosa que no fueran cachorros en esos últimos meses. Siempre había estado tan enfocado en su vida laboral que nunca se permitió pensar en formar una familia, hasta ahora.
Nunca había tenido una relación desde la universidad, y lo que había experimentado en aquella época solo había sido un romance lleno de hormonas y sin profundidad. Después de eso, nadie llamó su atención y, además, sus estándares con los alfas nunca se habían cumplido.
El deseo de tener un cachorro solo empeoraba a medida que lo pensaba o imaginaba. Cada vez que salía al parque, veía madres con sus cachorros, ya fuera un bebé o un pequeño de cuatro años, y solo podía mirar desde lejos con anhelo. Los pequeñitos reían por los mimos de sus madres, algo que él deseaba con todas sus fuerzas.
Aunque intentaba concentrarse en su trabajo, no podía, y su cuerpo tampoco ayudaba. De repente, su pecho comenzó a doler, e incluso goteó leche materna un par de veces. Siendo algo masoquista, jugaba con sus pezones, imaginando que era un pequeño cachorro quien tomaba esa leche. Esto solo hacía que su ansiedad por tener un cachorro aumentara más.
Al no soportar más la frustración, buscó información y descubrió lo que le pasaba.
"Fiebre de cachorros."
Eso era lo que tenía. Una obsesión o deseo incontrolable de ser padre y tener un cachorro. Para su desgracia, este deseo no se calmaba hasta cumplirse, y si no lo hacía, podía caer en una profunda depresión, algo que no estaba dispuesto a enfrentar.
Era un sí o sí definitivo. Aunque no era como si la idea de tener un cachorro le disgustara.
Fourth miró su despertador. Eran casi las diez de la noche, y además, era viernes. Se levantó de la cama y fue directo a su armario. Ya no quería esperar más; esa misma noche conseguiría que un alfa lo preñara.
No le importaba quién fuera, solo quería al cachorro. Eso era lo que le decía su mente, y estaba más que tranquilo con esa idea. Él y su madre habían salido adelante sin un alfa antes, ¿Por qué necesitaría uno ahora?
No, gracias. Podía cuidar de un cachorro solo.
Sacó del armario una camisa sin mangas ajustada a su cuerpo, unos shorts cortos que apenas cubrían sus glúteos, unas medias y sus zapatillas rojas de siempre. Quería verse provocativo y sexy, lo suficiente para captar la atención de los alfas.
Se miró en el espejo mientras se arreglaba el cabello y aplicaba un poco de maquillaje: labial y un ligero toque de rubor. No solía maquillarse, pero esa noche era especial.
Satisfecho con su apariencia, tomó su chaqueta y las llaves de su auto. Con el plan bien claro en su mente, salió rumbo al bar más cercano.
Al entrar, sintió el aire denso, cargado de diferentes aromas y el típico olor a alcohol. Sabía que varias miradas se posaban en él, pero no le importaba. Todos en ese lugar estaban buscando lo mismo: diversión y una buena noche.
Se dirigió directamente a la barra y tomó asiento en uno de los bancos.
— Un trago de tequila, por favor —pidió con una voz segura.
Cualquiera que lo escuchara podría pensar que estaba allí para ahogar las penas o era una nueva presa fácil en la zona. Pero la realidad era que a Fourth le gustaban las bebidas fuertes. El tequila y el whisky eran sus favoritos, sus mejores amigos después de una semana intensa de trabajo.
Cuando el barman le entregó su trago, lo bebió de inmediato. Soltó un suspiro de satisfacción al sentir el calor bajar por su garganta y llegar a su estómago. Pidió otro trago y, mientras lo esperaba, se dio la vuelta para observar a su alrededor.
Había muchos alfas en ese lugar. Algunos ya los había descartado por sus feas apariencias. No era superficial, pero quería que su cachorro fuera bonito.
Con su segundo trago de tequila en la mano, continuó escaneando el lugar, sin percatarse de que un par de ojos cafés lo observaban desde una esquina del bar.
...
¡Nuevaadaptación! Espero que les guste, no olviden votar, muchas gracias por leer <3
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Fourth quiere un cachorro | Geminifourth
FanfictionFourth quiere un cachorro, actualmente tiene 25, casi 26, años. Un trabajo estable, buenos ahorros, una vida tranquila. Es feliz con eso, o eso creé, hasta que quiere un cachorro, no entiende porqué cada vez que sale al parque mira con anhelo a las...